¿Qué día empieza el cole este septiembre?

Vuelta al cole en el colegio público Bogatell de Barcelona el pasado septiembre.

Vuelta al cole en el colegio público Bogatell de Barcelona el pasado septiembre. / RICARD CUGAT

TONI FUENTES / M. JESÚS IBÁÑEZ / BARCELONA

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Asociaciones de padres de alumnos, equipos directivos de escuelas y hasta algunas empresas han mostrado esta semana su malestar por la tardanza en la publicación del calendario escolar para el próximo curso 2017-2018. El año pasado, la orden de la Conselleria d'Ensenyament en que se fijaban las vacaciones y los días de inicio y de final de las clases en los centros de enseñanza no universitarios se publicó el 15 de abril en el Diari Oficial de la Generalitat. Un mes y medio antes que este 2017.

La 'conselleria' ha asegurado este jueves, en respuesta a la consulta realizada por este diario, que la resolución que debe firmar Meritxell Ruiz "se publicará la semana que viene". En principio, y a la espera de que las fechas se hagan definitivamente oficiales, parece confirmado que el curso empezará el 12 de septiembre, martes, y que el último día de clase antes de las vacaciones de Navidad será el 22 de diciembre. Las de Semana Santa irán del 26 de marzo al 2 de abril. "Este año no ha habido demasiados problemas con la confección del calendario, al caer algunos festivos en lunes", explicaba esta semana Jordi Miró, director general de Atención a la Familia y la Comunidad Educativa.

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¿Por qué, entonces, se ha tardado tanto tiempo en tenerlo listo? "Porque ha sido una tramitación lenta", ha argumentado Ensenyament. Otras fuentes apuntan, sin embargo, a un error administrativo a la hora de decidir qué día empezaba la jornada intensiva en el mes de junio para los estudiantes las escuelas públicas. Ese detalle, que para sindicatos como CCOO no es menor, habría retardado la aprobación definitiva del calendario por parte del Consell Escolar de Catalunya y su posterior envío para que la 'consellera' Ruiz lo rubricase.

¿HASTA CUÁNDO COGER VACACIONES?

"Sean cuales sean las razones, lo cierto es que, una vez más, Ensenyament ha ignorado a las familias, les hace ir de cabeza por no publicar con cierta antelación el calendario", ha lamentado Montse Conejo, presidenta de la federación de asociaciones de padres de alumnos de Catalunya (Fapac). Las familias, ha advertido Conejo, "necesitan planificarse, saber qué días han de tomar exactamente sus vacaciones". "Y las ampas de los colegios, que estos días van a tope con el final de curso, han de conocer también cuándo empezarán las actividades en septiembre", ha añadido.

Pese a que prácticamente todos los centros educativos dan ya por sentado que el 12 de septiembre regresan los alumnos a las aulas, "saber el detalle del calendario es determinante para encajar en él los días de libre disposición, por ejemplo", indica una directora de primaria. Además, recuerda, a las fiestas que marca oficialmente la Generalitat hay que añadir también las locales, "con lo que se alarga aún más el plazo para que las escuelas resuelvan sus propios calendarios".

LAS EMPRESAS, PENDIENTES

Para las empresas, la demora en la publicación del calendario escolar supone una complicación en la organización de las vacaciones y de las fiestas posteriores porque el ritmo de las aulas marca también los periodos de actividad o descanso de sus padres en el trabajo. "Existe una falta de sincronía entre el calendario laboral, que se aprueba con mucha antelación, y el de los colegios", asegura Laura Pelay, vicesecretaria y portavoz de la UGT de Catalunya. El calendario laboral del 2018 se aprobó el pasado 4 de abril en el Consell Català de Relacions Laborals. La información de la fecha de inicio del curso escolar en septiembre es, por ejemplo, una información imprescindible para la organización de las vacaciones de muchos padres y para saber cuántos días días tienen que cubrir con actividades extraescolares o canguros.

Ese desfase entre el calendario laboral y el escolar causa problemas que se añaden a "las diferencias entre familias que pueden enviar a los hijos a actividades en verano y las que no pueden y tienen que quedarse en un piso", según Pelay, que reclama un debate a fondo sobre las implicaciones económicas y sociales de los largos periodos no lectivos en las escuelas y de cómo se encajan con empleos en muchos casos precarios y con calendarios incompatibles. 

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