RESCATE EN EL PLA DE L'ESTANY

Hallado sano y salvo Jordi, el niño de 3 años perdido desde el jueves en Camós

El menor estaba un poco desorientado pero se encuentra en perfectas condiciones pese haber pasado la primera noche del 2016 a la intemperie

Un helicóptero sobrevuela la casa rural Can Serrallonga intentando localizar al pequeño que se perdió ayer jueves en la zona

Un helicóptero sobrevuela la casa rural Can Serrallonga intentando localizar al pequeño que se perdió ayer jueves en la zona / periodico

GUILLEM SÀNCHEZ / CAMÓS

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Jordi, el niño de 3 años que ha pasado 20 horas desaparecido en el bosque, en plena Nochevieja, ha sido localizado sano y salvo a 1,5 km de la casa rural de Camós (Pla de l'Estany). Estaba un poco desorientado y tenía frío, pero se encuentra en perfectas condiciones, pese haber pasado la primera noche de 2016 a la intemperie, perdido en la montaña.

Esta historia ha tenido un desenlace feliz cuando la familia comenzaba a desesperarse. A Enric, el abuelo del pequeño que llegaba abatido de buena mañana a Camós para estar con su hija, le costaba mantener algún tipo de esperanza. "Esta putada nos puede cambiar la vida a todos", decía preocupado. “Solo tiene 3 años y ha pasado toda la noche solo”, remarcaba su mujer, la abuela del crío.

Fuentes cercanas a esta familia también han explicado que la posibilidad de que hubiera sido secuestrado empezaba a tomar cuerpo. Sin que tuviera demasiada lógica, el pánico a que “alguien se lo hubiera llevado” parecía cobrar más sentido que la posibilidad de que se hubiera extraviado y siguiera por los aledaños de la casa.

Las características del terreno, se trata de una masía situada en lo alto de un monte que está rodeada de zarzales y vegetación espesa, combinada con el enorme dispositivo de emergencias desplegado para encontrarlo, reducían angustiosamente las posibilidades de que continuara todavía por la zona. Pero eso precisamente era lo que ocurría.

EXCURSIÓN INSÓLITA

Los padres de Jordi Nievas son de Sant Feliu de Guíxols y habían alquilado una casa rural en Camós junto a otras parejas con hijos para celebrar la Nochevieja. Fueron de los primeros en llegar. Salieron del coche y, sin descargar las maletas, quisieron descubrir cómo era la masía. Los niños se quedaron fuera. En cuanto entraron, regresaron solo dos. Faltaba uno. “¿Dónde está Jordi?”, les preguntaron, pero los pequeños se encogieron de hombros. Jordi ya no estaba.

Gritos, carreras y la certeza, al final, de que Jordi había desaparecido. La madre llamó a una mossa d’Esquadra de confianza. La policía le aconsejó dar el aviso enseguida porque valía la pena aprovechar los últimos rayos de sol. Se acercaba la noche.

Los primeros mossos llegaron a la masía incluso antes de que lo hicieran otros amigos citados allí para la celebración. Los Bombers de la Generalitat comenzaron a coordinar los primeros equipos de búsqueda y se alzaron dos helicópteros para sobrevolar la zona. Uno de ellos con cámara térmica ha localizado varios cuerpos que han resultado ser animales. A ellos se han sumado cada vez más voluntarios que se han olvidado de la fiesta o de la resaca para echar una mano. La búsqueda era agotadora pero nadie daba por perdido al pequeño.

El jefe de Bombers de Girona, Enric Cano, aseguraba minutos antes del hallazgo, que se había escudriñado ya el área al completo “varias veces”. Y que cuando ya estaba peinada, se intercambiaban equipos para que ojos nuevos revisaran perímetros que ya habían sido inspeccionados por otros. De noche, incluso "los submarinistas se zambulleron en la balsa” de la masia para descartar un ahogamiento.

Pero no aparecía porque Jordi, “un niño sano y corpulento, bien abrigado con un anorac azul”, detallaba el 'conseller' de Interior, Jordi Jané, se "desorientó" y cuando se sintió perdido caminó en dirección opuesta a donde se encontraba su familia. La suya ha sido una andadura insólita que superó los cálculos más prudentes de los equipos de emergencia. Durante la noche descendió el monte y se alejó un kilómetro y medio de la casa rural.

LADRIDOS DE LOS PERROS

Los propietarios de la masía de Can Ventós escucharon ladrar con insistencia a sus perros hacia el mediodía. Cuando salieron a ver qué ocurría toparon con un niño de 3 años que se había extraviado. Estaban al corriente de la desaparición de Jordi y por eso dieron el aviso rápidamente. La comunicación de su hallazgo por la emisora levantó una ola de aplausos en el centro de coordinación de la operación de rescate. “¡Hace falta confirmarlo, hace falta confirmarlo!”, pedía Cano.

La confirmación llegó cuando una ambulancia con el padre de Jordi a bordo se dirigió hasta el lugar donde había sido encontrado el niño y comprobó que era su hijo y que se encontraba en perfecto estado. Su hermana contaba a este diario que el hombre había salido "disparado". Hasta que llamó, les tocó vivir minutos de espera muy tensos porque contener la ilusión costaba mucho.  

El personal sanitario de la ambulancia se cercioró sobre el terreno de que el niño no estaba herido. Pero en realidad esa era la segunda revisión que pasaba: el adulto que lo encontró al escuchar los ladridos de sus perros también es médico. 

Le faltaba todavía una tercera, la más exhaustiva. Llevaba "muchas horas pasando frío" y, minutos después de que se reencontrara con su madre y con su hermana en Can Serrallonga, partieron los cuatro hacia el Hospital Josep Trueta de Girona. Se fueron de la casa rural sin necesidad de hacer las maletas, que nunca llegaron a descargar del coche.