Un brote de sarampión en EEUU acorrala al frente antivacunas
«Ignorantes», «egoístas», «desinformados», «contrarios a la ciencia» y hasta «estúpidos». Expertos y medios de comunicación en Estados Unidos sacan estos días la artillería pesada para atacar al movimiento contrario a la vacunación, al que responsabilizan de la extensión de un brote de varicela que arrancó en dos parques de Disneyland en diciembre y que ha provocado ya 78 casos de contagio, la mayoría de ellos en California, pero también en otros seis estados y en México.
Dado por erradicado en EEUU en el año 2000, el sarampión, que antes de las vacunaciones infectaba a cuatro millones de personas y provocaba entre 400 y 500 muertes al año, está regresando con fuerza al país. El año pasado, según datos del Centro de Control y Prevención de Enfermedades, se registraron 644 casos, con 23 brotes en 27 estados, y los expertos vinculan ese resurgimiento al aumento del número de padres que decide no vacunar a sus hijos, alegando que los riesgos superan los potenciales beneficios o el temor a que la inmunización contra sarampión, paperas y rubeola cause males como el autismo.
Ciencia polémica
Esa creencia tiene su texto sagrado en un artículo que publicó en 1998 en Lancet el doctor británico Andrew Wakefield, denunciando ese vínculo entre la vacuna MMR y el autismo. Aunque la publicación científica en el 2010 se retractó del artículo y ese mismo año a Wakefield se le retiró la licencia en el Reino Unido, sus tesis -que sigue proclamando desde Tejas- continúan ganando adeptos, incluyendo algunos famosos como la presentadora Katie Couric y la actriz de La teoría del Big Bang Mayim Bialik, que es también neurocientífica.
Oregón es el epicentro del movimiento, presente sobre todo en la costa oeste de EEUU y en comunidades económicamente potentes y políticamente progresistas. Un estudio publicado esta semana en la revista Pedriatics muestra que en algunos condados de California hay porcentajes de no vacunación de hasta el 13,5%. Los expertos consideran insegura cualquier tasa de más de 5%.
El estudio, además, confirma que los integrantes del movimiento antivacunas suelen vivir cerca unos de otros, lo que incrementa el riesgo con una enfermedad vírica respiratoria altamente contagiosa y que afecta sobre todo a niños menores de un año (que no se pueden vacunar), gente mayor o con un débil sistema inmune. Entre los contagiados del último brote hay desde niños de siete meses hasta gente de 70 años.
Culpabilización prematura
Defensores de la no vacunación e incluso algunos médicos han pedido que no se LES demonice y en The New York Times esta semana Barbara Loe Fisher, presidenta del Centro Nacional de Información sobre Vacunas, aseguraba que «es prematuro culpar a los nos vacunados por el incremento de casos de sarampión cuando no se tienen todos los datos».
Aunque no hay información completa de inmunización sobre todos los infectados en el último brote, de 39 casos en California se sabe que 32 no habían sido vacunados, siete estaban totalmente inmunizados y uno solo había recibido una de las dos dosis que se necesitan.
Más allá de la polémica, las autoridades médicas de California están incrementando las llamadas a la vacunación.
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