El brote de ébola se reduce pero persiste por la desconfianza local

Sanitarios de la OMS retiran el cadáver de un enfermo de ébola en Guinea, el pasado enero.

Sanitarios de la OMS retiran el cadáver de un enfermo de ébola en Guinea, el pasado enero.

ÀNGELS GALLARDO / BARCELONA

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Como ya sucedió hace exactamente un año, la posición que defiende la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la situación de la epidemia del virus del ébola que afecta al África occidental -Guinea, Liberia y Sierra Leona- difiere de forma drástica de la que mantienen las entidades de ayuda que siguen actuando en el perímetro del brote. En su informe del pasado miércoles, la OMS anunció que en la última semana se ha registrado la cifra más baja de nuevos contagios desde el inicio del brote -79- y, en consecuencia, informó de que ha dado instrucciones para que se proceda a clausurar lo que considera «instalaciones excedentes», es decir, algunos de los centros sanitarios y hospitales de emergencia que aportó dicho organismo en el momento más crítico el brote, el pasado verano.

Esta medida es interpretada como un completo error por el resto de organismos de intervención -Médicos sin Fronteras, Save the Children, Médicos del Mundo y Cruz Roja, entre ellos-, que ven peligrar la contención de la epidemia conseguida en el último semestre gracias a la considerable aportación sanitaria, logística y militar de Francia, Estados Unidos, Gran Bretaña, Cuba y China. «La epidemia está en una fase de claro declive, pero no se pueden retirar los recursos desplegados hasta que realmente hay cero casos durante varias semanas -42 días consecutivos- en los tres países, y eso no sucede en estos momentos», advirtió la doctora Olimpia de la Rosa, responsable de emergencias de Médicos sin Fronteras (MSF), oenegé que mantiene a 2.800 profesionales en la zona de la epidemia. «Los contagios rebrotarán si desaparece la intervención, porque el virus se sigue transmitiendo y persiste el rechazo y la ocultación de enfermos y cadáveres entre la población local», añadió De la Rosa.

El personal de la OMS, sin embargo, ha decidido la retirada. «En el contexto actual, de caída de la incidencia de casos, la capacidad de tratamiento que ofrecemos es muy superior a la demanda de la población, tanto en Sierra Leona [33 nuevos casos en los últimos siete días] como en Liberia -indicó un portavoz de la OMS-. En consecuencia, con la orientación de nuestros técnicos, las autoridades sanitarias de ambos países han iniciado la clausura gradual de las instalaciones excedentes». La cifra de nuevos enfermos en Guinea fue la pasada semana de 45. «El desafío es importante -insistieron desde MSF-. Para poder declarar el final de la epidemia debemos identificar hasta el último caso, con un nivel de precisión y meticulosidad sin comparación a lo anterior».

El actual episodio infeccioso de ébola, cuyo inicio se sitúa en diciembre del 2013 -la OMS lo reconoció a mediados de marzo del 2014-, había causado el pasado 25 de marzo 24.872 infectados, de los que 10.311 han fallecido. Esas son las cifras oficiales y estrictamente atribuibles al virus hemorrágico, pero no las únicas. «Nadie sabe el número real de muertos que ha causado la epidemia -indicó un portavoz de MSF-. El colapso de los sistemas de salud locales ha dejado sin atender miles de casos de malaria, partos complicados o traumatismos por accidentes de tráfico. Esto multiplica por mucho, sin duda, las muertes directas causadas por el ébola».

El brote ha sido descrito como la consecuencia de una tormenta perfecta en la que han coincidido la pobreza de los países afectados, sus deficientes sistemas sanitarios y la circunstancia de que ocurrió en una zona más poblada que en anteriores epidemias. A esa evidencia, alertan las organizaciones de ayuda, deben añadirse los errores cometidos. «La epidemia se descontroló porque muchas instituciones fallaron, con consecuencias trágicas y evitables», indican.