Gente corriente

Boris Masramon: "Hay gente capaz de poner un alienígena en el salón"

Vende extraterrestres en su tienda de BCN: para colgar en la pared, conservados en formol, en formato busto...

«Hay gente capaz de poner un alienígena en el salón»_MEDIA_1

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MAURICIO BERNAL

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De lejos parece la cabeza de un ciervo colgada en la pared. De perfil. Un ciervo de perfil. Pero la tienda no parece de cazadores ni de caza -demasiado blanca, sinuosa, moderna-, y alguien, un curioso, puede ceder -cede- a la tentación: se acerca. Puede que entre o que no. Pero desde fuera ya se ve lo que es. Si es que es eso. ¿Es eso? Parece que sí. No es un ciervo, es un extraterrestre. Feo y cornudo. Colgado en la pared. Sí: como un trofeo de caza.

-¿Y esto? ¿Fetos de alienígenas?

-Los llamamos embriones. Fue el comienzo de todo, lo primero que se nos ocurrió.

-Vayamos al comienzo.

-Bueno, esto empezó cuando yo conocí a Ariadna, Ariadna Canela, hace cinco años. Entonces me fijé en que ella a veces tenía la necesidad, o el hobby... Que por ejemplo cogía un trozo de barro o de plastilina y moldeaba algo, una cara, un animal. Como algo innato, no le daba importancia. Lo hacía tan natural, y le salía tan bien, que a mí me extrañó que no hubiera hecho Bellas Artes.

-¿Y qué estudió, acaso?

-Tiene dos licenciaturas, una en Filosofía y otra en Publicidad y Relaciones Públicas.

-¿Y usted?

-Historia del Arte y Fotografía.

-Poco que ver con extraterrestres.

-Bueno, quizá Historia del Arte… Porque una cosa: nosotros esto lo consideramos arte.

-Entiendo. Cuénteme qué pasó.

-Yo le dije que debía potenciar esa habilidad suya. De ahí pasamos al «estaría muy bien que hiciéramos algún proyecto», y empezamos a pensar. Los dos somos amantes de la ciencia ficción y de la escultura hiperrealista, y yo en particular de la biología, y siempre he sentido debilidad por la estética de los animales metidos en un frasco de formol. Todo eso se juntó y salió la idea de los extraterrestres en formol.

-Pues resulta muy llamativo.

-Es algo que no existía en ninguna parte. Nos tocó empezar de cero, hallar los frascos adecuados, investigar para dar con los tintes para el agua, el material de los embriones. Fue un proceso largo, lento y complicado.

-¿Qué les hizo pensar que la gente compraría extraterrestres en formol?

-Siempre pensamos que habría gente amante del arte, de la escultura, del diseño, de la ciencia ficción, que compartiera nuestros gustos y apreciara nuestro trabajo. Hoy todas las casas son muy parecidas, pero creo que todavía hay gente valiente capaz de poner una cabeza de alienígena en el salón.

-Tengo entendido que Ariadna tomó cursos, por decirlo así.

-Sí, eso fue después de las primeras pruebas. Investigamos quiénes eran los que hacían criaturas y monstruos para las películas, los que hacen las maquetas, los creadores de personajes. Ariadna encontró dos cuyos estilos le gustaban: Aris Kolokontes, en Atenas, y Casey Love, en Los Ángeles. Así que fuimos a Atenas, y luego a Los Ángeles.

-¿Hace cuánto abrieron la tienda?

-Hace un mes, pero ya llevábamos dos años en internet. Se llama igual: aliens4sale.

-Evidentemente, no se quedaron en los embriones. Están las cabezas…

-Sí, cuando tuvimos la primera familia de embriones dijimos: «No nos vamos a quedar aquí», y pensamos qué otras presentaciones podíamos trabajar. Pero siempre con extraterrestres. Entonces me acordé de las cabezas de animales que los cazadores cuelgan de la pared, y decidimos jugar con el concepto. Luego vinieron los de cuerpo entero, los que están sobre una peana y los bustos: en lugar de un busto de Mozart sobre el piano, tienes un extraterrestre.

-¿En verdad son los únicos terrícolas que venden extraterrestres?

-En verdad. Los únicos.