Incivismo en la costa brava

Blanes reclama ayuda para frenar los excesos del ocio nocturno

Solicita más mossos y que discos y bares paguen una tasa por la limpieza y la seguridad

FERRAN COSCULLUELA / BLANES

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Blanes no quiere convertirse en un nuevo referente del incivismo y las molestias causadas por el ocio nocturno. El pleno municipal de esta población de la Selva alcanzó el pasado jueves, por unanimidad, un acuerdo por el que se solicita ayuda a la Generalitat y al Gobierno central para poner coto a los excesos que se vienen produciendo los fines de semana en los últimos meses. En el documento se llama a la colaboración a los establecimientos del mundo de la noche, se pide a la Conselleria d'Interior que facilite más mossos para controlar los problemas de orden público y se reclama al Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas que dote a los ayuntamientos de la capacidad de cobrar una tasa a discotecas y bares musicales para hacer frente a los gastos de limpieza y seguridad que generan los clientes de sus negocios.

En la propuesta del pleno municipal se constata que en los últimos años las molestias vecinales «por la gran concurrencia de personas en las zonas lúdicas de Blanes va en aumento», así como en las calles que comunican la estación de tren con los establecimientos de ocio nocturno del barrio de Els Pins. Desde el pasado otoño, algunos sábados por la noche y domingos por la mañana se han registrado actos de vandalismo en este itinerario, con rotura de mobiliario urbano, retrovisores de vehículos, desplazamientos de contenedores y otros desperfectos.

FIESTA EN LA CALLE

Cientos de jóvenes del área metropolitana de Barcelona se desplazan en tren hasta Blanes los sábados para ir de fiesta, atraídos por la oferta de alcohol barato y disyoqueis de éxito. Los últimos convoyes llegan entre las 22.30 horas y las 23 horas y el servicio no se vuelve a reanudar hasta las 6.30 de la mañana del domingo. El alcalde, Josep Marigó (PSC), ha explicado que muchos de estos jóvenes viajan sin billete y practican el botellón. Algunos sábados por la noche pueden llegar a congregarse entre 700 y 1.200 personas en las calles que rodean los establecimientos de ocio. «El ayuntamiento puede controlar que los locales cumplan la normativa acústica, pero no tiene medios para impedir que los jóvenes molesten a los vecinos cuando salen a fumar o a beber en la calle», lamentó.