la excepción en Barcelona

Bicis y motos compartidas sí tienen barra libre en Barcelona

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Manel Vilaseró / Madrid

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Barcelona estudia qué hacer con toda la movilidad compartida y su uso del espacio público para estacionar pero muy poco tiene que ver la experiencia de cada uno de los modos de transporte. Lo que mejor ilustra la diferencia es que mientras las bicis compartidas ya usan aparcamientos públicos sin problemas y las motos pueden aparcar sobre cualquier acera, el 'car sharing' eléctrico no puede operar en Barcelona por las restricciones en los aparcamientos de las zonas azules y verdes. Se da la paradoja de que la falta de decisiones al respecto sitúa al transporte que más coches contaminantes puede restar a la circulación en el único excluido por el momento.

Sin ofrecer ninguna ventaja medioambiental respecto al resto de bicicletas, dos aplicaciones de móvil para que los turistas alquilen bicis llevan desde principio de año usando los aparcamientos públicos en las calles de Barcelona para dispensarlas a sus clientes o dejándolas sujetas a cualquier farola o árbol. Sin empleados y sin gastos de local, echando mano de lo que se paga entre todos los ciudadanos.

El 'car sharing' recarga

Algo muy diferente a los coches eléctricos. Cada una de las dos compañías implantadas en Madrid dispone de una plantilla de un centenar de trabajadores que se encargan de recargar las baterías y gestionar las incidencias. A diferencia de otras ciudades en las que los conductores son responsables de la recarga cuando la batería está baja, en Madrid y en el futuro en Barcelona, Emov y Car2go prestan este servicio debido a la falta de una red de recarga distribuida por la ciudad. Eso comporta un coste adicional que de momento sitúa a las dos sociedades en pérdidas que esperan recuperar una vez ampliados y consolidados los clientes más fieles.

En Madrid las 'apps' de bicis han llegado con el verano y tampoco se las ha recibido con aplausos. En una reunión de los representantes de las empresas con el ayuntamiento, este les advirtió de su "preocupación por las malas experiencias en otras ciudades" y de que "no querían que se repitieran bajo ningún concepto", según un portavoz. “Se aplicará la ordenanza y, si no se cumple, se recogerán las bicis mal aparcadas y se pondrá la correspondiente sanción", añade. También estudian un cambio de normativa en la que se limitaría la cantidad de aparcamiento público que utilizan estos vehículos.

Motos ecológicas

El alquiler de motos eléctricas se encuentra en un punto intermedio. Es difícil que se pasen a él los conductores de vehículos de cuatro ruedas pero es mucho más verde que las motos de combustibles. Barcelona tiene ahí un gran potencial por la extensión del uso de este medio de transporte y una empresa catalana como e-Cooltra se ha convertido en la punta de lanza de otro sector de futuro. A e-Cooltra se han sumado ya en Barcelona Motit, Muving, Yugo y OutoTodas funcionan exactamente igual que los coches. El usuario se instala una 'app', se da de alta, recibe la confirmación de registro y el usuario ya puede comenzar a usar el servicio. Una vez registrado, el usuario puede localizar en un mapa el 'scooter' más cercano e incluso comprobar el estado de carga de la batería. 

Las tarifas también son casi iguales que las del 'car sharing'. Algunas ofrecen paquetes que salen por 0,15 euros por minuto, pero hay otras que alcanzan los 0,25.

Jóvenes que no quieren comprar coche

Los usuarios del Emov en Madrid son, sobre todo, jóvenes de entre 18 y 35 años. Una nueva generación que ya no considera el coche un producto aspiracional ni un objeto de deseo. Persiguen más experiencias que bienes. Encuentran en el automóvil compartido una solución a sus necesidades puntuales de movilidad, aunque a veces usen el transporte público o la bicicleta, según sus necesidades.

El sistema de 'car sharing' es mucho más económico que poseer un coche propio: evita tener que realizar un desembolso para adquirirlo, amén de costear el correspondiente seguro, mantenimiento, impuestos y aparcamiento.