Y Belategui se quedó sin Twitter
El caso de un periodista de 'El Correo' evidencia la indefensión ante el cierre de cuentas de las empresas de internet
'Trending topic' en España pero víctima deTwitter. Escaso consuelo. El periodista de 'El Correo'Oskar Belategui, especialista en cine, descubrió este miércoles con estupor que su cuenta en la red social Twitter había sido clausurada. Una ventana abierta en la pantalla le informaba de la situación. Con frialdad escueta le explicaban que el servicio de mensajes cortos le había sido suspendido. Un email confirmaba las razones de un hecho que amenazaba su día a día profesional. Le había sido supendida su cuenta en Twitter por varias razones posibles según le informaban; había realizado un seguimiento agresivo (¿?), había proferido insultos (¿?) o había tenido un comportamiento inadecuado (¿?). Eso decían en Twitter. A la cara de sorpresa de Belategui le siguió un formulario que escribió a no se sabe quien en el que el periodista expresaba su queja. La sensación es que había caído en una trampa del ciberespacio.
El caso de este periodista quizá es uno entre miles, pero lo cierto es que como consecuencia de su trabajo ha registrado una amplia reacción en las redes sociales en España. @Belategui, #BelateguiAskatu#FreeBelategui han sido los 'hashtags' utilizados para la revuelta. Apoyos que hasta la noche del miércoles no consiguieron respuesta más que de sus seguidores. Al final, a última hora del día, tras muchos correos y revuelta ciberespacial e informaciones como ésta, Belategui volvió a tener acceso a su cuenta.
Belategui es uno de los profesionales que ha hecho de Twitter una herramienta cotidiana de trabajo y aficionados al cine y profesionales del sector se han solidarizado (y también bromeado) sobre lo sucedido. Ricardo Aldarondo, también periodista, tuiteaba: "Pinchas en la cuenta de @Belategui y te sale "Lo sentimos, ese usuario se encuentra suspendido". ¡Pero si es un empollón!". Bromas aparte, el 'caso Belategui' es un ejemplo de indefensión en el que cualquier puede encontrarse. Twitter explica los cierres de cuentas de esta manera en su web: "Generalmente una cuenta será suspendida por violaciones alas reglas de Twitter. También podríamos suspender alguna cuenta para investigar si sospechamos que la cuenta ha sido 'hackeada' o comprometida."
¿Censura?
Belategui quiere pensar que el cierre de su cuenta ha sido "no intencionado", un error, aunque por la mañana había sido uno de los primeros en tuitear el link a la página de TMZ con el desnudo del príncipe británico. ¿Hay censura en Twitter?
Los expertos apuntan al error, en este caso no humano, de un autómata de Twitter. Un robot puede haber seleccionado la cuenta deBelateguipor alguna razón algorítmica insondable. O quizá alguien haya hecho una denuncia falsa, nadie lo sabe. Y lo que es peor, nadie contesta. Algún email de no se sabe quien o qué, frío, sin aportar grandes esperanzas de solución, solo incertidumbre: "Nuestros expertos están analizando el asunto..."
El problema de las grandes empresas de servicios de internet es que parecen campar a su aire en el jugoso mercado abierto en el ciberespacio. Nadie representa a Twitter de manera diáfana en España. Si hasta ahora ha sido recurrente que los consumidores se quejen de la falta de asistencia al cliente de las grandes empresas de servicios, la situación que rodea a los gigantes del ciberespacio empieza a atemorizar. ¿Tienenderechos los consumidores?
Herramienta profesional
El golpe para Belategui amenazaba con ser de órdago. Su cuenta de Twitter está asociada a la del diario en el que trabaja. Tiene unos 3.000 seguidores, fruto de su actividad como líder de opinión en los últimos años sobre el mundo del celuloide. Twitter forma parte de su patrimonio profesional y de una manera drástica ha sido desvalijado, sin aparente réplica legal o derecho a reclamar.
Los servicios de atención al público o a la prensa de Twitter existen pero la coletilla "o no" siempre pende de sus respuestas. "Responderemos a su mensaje en breve, o no". "Responderemos a su mensaje, o no". "Responderemos, o no". La pesadilla menguante. El 'no' impera en el ciberespacio como respuesta a los problemas. El fantasma de la censura planea, el de la indefensión es una realidad.
Envueltos en la red
"Puedo crear una nueva cuenta de manera rápida, pero ¿qué pasa con los 3.000 'folowers' que tenía?¿qué pasa con la comunidad de cine que tenía alrededor de mi cuenta? Igual queda en el limbo", explica Belategui. Los seguidores de Belategui se han movilizado, pero varias horas, ser 'trending topic' e informaciones periodísticas han sido necesarias para tener una respuesta. El restablecimiento nocturno de la cuenta. Los tiempos cambian, los grandes gigantes de las redes sociales comoTwitter, Facebook o Google han envuelto en su red a los usuarios, han abierto nuevas fronteras pero sin ofrecer a cambio por lo que parece ni garantías ni derechos. Quizá fue un error, o no.
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