ORDENANZAS FISCALES

BCN congela el IBI y abre una revisión del catastro más «equitativa»

El ayuntamiento busca una tasa que proteja a las familias y a los barrios

EL PERIÓDICO
BARCELONA

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Ayer volvió a quedar claro que la vivienda es uno de los temas que más ocupan y preocupan al Ayuntamiento de Barcelona. El primer teniente de alcalde y responsable del área económica, Gerardo Pisarello, avanzó la intención del gobierno de congelar el impuesto de bienes inmuebles (IBI) de cara al año que viene, lo que implica retirar el incremento lineal del 10% en el valor catastral de todos los inmuebles de la ciudad que decidió el anterior alcalde, Xavier Trias. También impulsarán la revisión del catastro de Catalunya, que no se chequea desde el 2001. Una vez actualizado ese registro, precisó el concejal de BEC, la capital catalana «podrá establecer una recaudación más justa de cara al año 2017».

Pisarello explicó que el objetivo de la revisión catastral, que empezará en septiembre, «no es recaudar más, sino conseguir una fiscalidad más progresiva, justa y equitativa que no penalice al pequeño comercio y los aparcamientos, que están sobrevalorados, y sobretodo proteja a las familias y barrios» más perjudicados por la crisis inmobiliaria.

El primer teniente de alcalde, además, anunció que para el año que viene el gobierno municipal quiere aumentar las bonificaciones y subvenciones del impuesto para favorecer a los ciudadanos con menor capacidad económica, como son las familias numerosas, las monoparentales o las personas viudas. Para lograrlo, primero deberán modificar las ordenanzas fiscales y encontrar un socio que se las apruebe.

Barcelona recaudó 612 millones de euros en el 2014 con el IBI, y calcula que alcanzará los 633 millones este año. El objetivo de la revisión del catastro es actualizar los valores de los inmuebles de la ciudad que el Ministerio de Hacienda fija en función del valor del suelo y de la construcción. Esto debe permitir al ayuntamiento poder aplicar un impuesto más ajustado a la realidad y practicar una política fiscal más redistributiva, manteniendo los volúmenes de recaudación globales.