Batalla por los pisos turísticos en Madrid: acoso al kilómetro cero

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MERCEDES JANSA / MADRID

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En Madrid, la batalla de la vivienda de alquiler turística se libra en las asociaciones de vecinos de distrito Centro y entre el ayuntamiento y el Gobierno autonómico. No hay pancartas en los balcones, pero sí movilización de los barrios afectados por este nuevo fenómeno que no logra conciliar los intereses de los que quiere sacar más rentabilidad a su patrimonio, de los hoteleros, que ven una seria competencia, de los vecinos que viven en régimen de alquiler, amenazados por la expulsión y los que son propietarios y observan la degradación de su barrio y la pérdida de identidad.

El foco del problema se sitúa en los barrios de Sol, Chueca, Lavapiés, Justicia y Malasaña, que tienen el 60% de la oferta actualmente. No es la primera que sufren la presión económica pero hasta ahora había sido en forma de comercio y renovación del vecindario, que ya trajeron subidas de precios. Pero nunca como ahora el negocio ha mostrado su peor rostro de la mano de la avalancha de turistas y de nuevas formas de viajar a través de las plataformas de internet. Estas, como Airbnb o HomeAway, actúan como intermediarios entre el cliente y el propietario, que en muchos casos no son particulares, sino fondos de inversión que crean empresas para gestionar un patrimonio de viviendas turísticas o grupos hoteleros con el mismo fin para evitar la competencia y diversificar el negocio. 

Un estudio realizado para el Ayuntamiento de Madrid en mayo pasado cifraba en 6.193 los alojamientos (viviendas y habitaciones) de uso turístico gestionados por la plataforma Airbnb, la de mayor presencia en el mercado. Si se suman las que intermedian otros plataformas la cifra asciende 9.723, de las cuales el 83,5% (8.120) son  viviendas completas. Una misma vivienda puede estar anunciada en una o varias plataformas, por lo que la cifra que baraja la corporación local está entre ambas.

Ello ha influido en el aumento de los precios del alquiler y en la caída de la oferta para particulares. Quien haya buscado piso en los últimos meses en Madrid se habrá topado con que cada día hay al menos una veintena de personas que han contactado con el mismo propietario interesados en la misma vivienda.

SUBIDA DE PRECIO

El año pasado el alquiler de pisos en Madrid subió el 15,6%, según el portal Idealista.com, muy por encima del coste de la vida del último lustro, que en el mejor de los casos llegó al 2% el año pasado, y de los sueldos, que están congelados, cuando no recortados.

Ha influido también que el Gobierno haya recortado la duración máxima de los contratos de alquiler de cinco a tres años. En un periodo más corto de tiempo se renegocia al alza el alquiler, como denuncia José, del Sindicato de Inquilinos, asociación nacida el año pasado en Madrid a imagen del de Barcelona y que defiende los derechos de los inquilinos.

Desde esta organización se tiene claro que la subida de los alquileres no se debe solo a este nuevo fenómeno de viviendas de uso turístico,  sino que “enmascaran” otro problema vinculado a la economía en general.

“La rentabilidad de los productos financieros cayó en picado por la crisis y ahora no hay ninguno que sacie las ansias de ganar dinero. Ahí aparecen este tipo de viviendas como el faro de la rentabilidad, de hasta un 15%”, asegura José.

Además está la batalla política entre el Gobierno de la Comunidad de Madrid, que tiene las competencias, y el ayuntamiento, que tiene la capacidad de sancionar y recibe las quejas de los vecinos.

DECRETO AUTONÓMICO

Hace dos semanas que la presidenta madrileña Cristina Cifuentes anunció un decreto para regular esta actividad. Aún no está vigente sino en fase de consulta pública, y como novedad deja en manos de las comunidades de vecinos (propietarios) la posibilidad de vetar la existencia de una vivienda turística. Además, exige un certificado de idoneidad con requisitos que aseguren la seguridad y comodidad de la vivienda.

“No soluciona el problema”, afirma a este diario José Manuel Calvo, concejal de Urbanismo y Vivienda del ayuntamiento madrileño. “La Administración deja sus competencias y traslada el problema a los particulares”, añade. También considera que rebaja las exigencias sobre idoneidad de las viviendas, que delega las sanciones en la ley de ordenación del turismo y que no tiene inspectores para controlar el cumplimiento.

“Apoyamos la economía colaborativa -señala Calvo-, pero no nos parece razonable que empresas o particulares se salten las normas y la fiscalidad que tiene que cumplir un hotel”. El ayuntamiento trata de que el centro de la ciudad “no se convierta en un hotel o que haya barrios fantasmas” que solo visitan los turistas. Para ello busca acuerdos con las plataformas digitales de intermediación en tres puntos: garantizar (a través del padrón) que el titular de la vivienda sea residente habitual en la ciudad, limitar el tiempo para el anuncio en las plataformas (60 o 90 días máximo) y una cuota (Calvo no la quiere llamar tasa) que podría ser de un euro por noche para pagar el sobre coste de los servicios.

En Madrid “aún  no hemos llegado a esa situación de expulsar a los vecinos”, afirma Calvo en referencia al caso de Barcelona, pero el problema se está agravando porque están aumentando los alquileres. El concejal, al igual que José, no lo achaca a la turistificación, sino a que los bancos no dan créditos y la gente opta más por el alquiler. 

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"La competencia en\u00a0internet: una pr\u00e1ctica con picaresca","text":"\"Ahora hay 20 edificios dedicados a vivienda tur\u00edstica en Lavapi\u00e9s\", explica Eduardo Guti\u00e9rrez, del colectivo del barrio. Si tienen constancia de alguna irregularidad, tras buscar informaci\u00f3n e investigar el caso, pueden poder alguna denuncia formal ante el Ayuntamiento. El decreto aprobado por el Gobierno auton\u00f3mico madrile\u00f1o no facilita las cosas, sino que legaliza situaciones irregulares, explica Guti\u00e9rrez. Cambia la c\u00e9lula de habitabilidad por el certificado de idoneidad, que es menos riguroso. \u201cPero aun as\u00ed se necesita una licencia\u201d para que pueda tener un uso terciario, insiste."}}