El ayuntamiento adecenta el campamento de drogadictos de la Ronda Litoral

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CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA

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Siguen pasando los coches a ambos lados. El sol tuesta la hierba, cortada a pedazos, con los extremos, siempre difíciles, sin achicar, asalvajados. El olor del entorno todavía frunce el ceño, pero en conjunto, aunque sea el mismo lugar, parece otro. El pequeño campamento de drogadictos situado junto a la Ronda Litoral ha iniciado una nueva vida. O ha recuperado la que perdió, según se vea. Una brigada de limpieza ha adecentado la zona verde este martes por la mañana, horas después de que EL PERIÓDICO diera cuenta este lunes de la existencia de un pequeño Can Tunis asido a la arteria marítima. Y un equipo de mantenimiento ha tapado dos profundos agujeros con cemento. Al cepillado del entorno se le suma una pugna entre administraciones: el Consell Comarcal niega que el cuidado del lugar sea de su competencia, como asegura el Ayuntamiento de Barcelona. 

A diario, grupos de hombres y mujeres usan este rincón para consumir drogas, para pincharse. Sobre todo heroína. La insalubridad del lugar era palpable hasta ayer: jeringuillas, recipientes para licuar el opiáceo, gomas para marcar la vena del brazo. También excrementos humanos y todo tipo de basura. De todo aquello, ahora solo quedan algunos pequeños enseres. Pero ni rastro de las agujas en el suelo. Sí pueden verse en un habitáculo subterráneo no accesible tapado por una verja, donde hay un transformador de Endesa. Raro que decidan deshacerse de ellas, pues en las salas de venopunción les dan una nueva si entregan la usada. Es un modo de reducir el número de jeringuillas encontradas en la vía pública, que ha pasado de las 36.641 del 2012 a las 20.123 del 2014. A pesar del visible saneamiento, el hedor a orina, amplificado por el calor asfixiante, persiste.

EVITAR ACCIDENTES

Lo más urgente quizás era cubrir los dos agujeros de cuatro metros de profundidad en los que caían un par de tuberías. En el fondo, todo tipo de porquería. Cualquier yonqui podría haberse precipitado al vacío, y al margen de las lesiones y heridas, probablemente nadie le habría oído pedir ayuda, engullido por la circulación constante de vehículos. Según un portavoz del consistorio, los boquetes han sido cubiertos este martes por una brigada de mantenimiento del distrito de Ciutat Vella. Se ha vaciado la basura y la ratonera se ha tapado con cemento. 

El ayuntamiento insiste en que este lugar es competencia del Consell Comarcal, y es por tanto esta administración quien debería encargarse del cuidado de este pasillo situado entre la salida y la entrada de la Ronda Litoral, a la altura de la Barceloneta. "Se les insistirá en que deben mantener el lugar limpio", sostiene una voz municipal. Por el momento, todas las acciones han corrido a cargo del consistorio, que también incrementará la vigilancia en la zona para que los drogadictos no la usen para consumir.

NADA QUE VER CON LAS RONDAS

Un portavoz del Consell Comarcal, en cambio, asegura que la parcela referida "está fuera del ámbito de actuación", de este organismo. "Los agujeros sin tapa no corresponden a instalaciones de la Ronda Litoral y no es, por lo tanto, el Consell Comarcal la administración responsable de su reparación. Por otra parte, tampoco parece que se trate de una cuestión vinculada al mantenimiento de las rondas", sostiene, dicho portavoz. 

La comisionada de Salud del ayuntamiento, Gemma Tarafa, ya explicó a este diario que los dogadictos suelen consumir la heroína cerca de donde la compran. Andan 10 minutos, como mucho. Si no es aquí, si entre la limpieza y el control policial no se sienten seguros, lo más probable es que busquen un nuevo escondite. Será así a pesar de que Barcelona cuenta con numerosos equipamientos asistenciales en los que pincharse de manera controlada y asistidos por profesionales sanitarios.