Jóvenes inmigrantes

La avalancha de temporeros desborda Lleida

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María Jesús Ibáñez / Lleida

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Una larga fila de personas abarrota a mediodía la entrada al comedor Jericó, un servicio gratuito en el que se distribuyen bocadillos para llevar. Solo hay hombres. Ninguno de ellos debe tener más de 30 años, todos visten una indumentaria parecida (camisetas coloridas, pantalones desgastados y chanclas) y casi todos sostienen una bolsa de plástico en la mano, donde guardan sus escasas pertenencias. Ocupan un buen tramo de acera en una de las estrechas callejuelas del centro histórico de Lleida, la calle Tallada, mientras esperan turno para acceder al local. 

Desde hace unas semanas, la imagen de grupos de hombres jóvenes (y fuertes) esperando un turno de comida, o matando las horas sentados en los bancos de plazas y jardines públicos de la ciudad, o durmiendo al raso en rincones, replacetas y bajos de edificios, se ha convertido en una escena frecuente en Lleida. Por la ciudad, que cada verano se convierte en la capital agrícola de España, por la cosecha de fruta, han pasado estos meses entre 23.000 y 24.000 trabajadores en busca de empleo, calcula el ayuntamiento. Y aunque muchos han acabado dirigiéndose a municipios más pequeños de la provincia, donde quizá ya tenían un contrato pactado previamente, son también muchos los que, ante la falta de trabajo, se han quedado anclados en la ciudad. 

"Lo que ha pasado es que se ha producido un 'efecto llamada' que ha superado todas las expectativas", explica Xavier Rodamilans, concejal de Serveis Socials y alcalde en funciones estos días en la capital del Segrià. "La campaña de la fruta ha sido muy buena y ha habido realmente una gran oferta de trabajo, pero nos hemos encontrado con un serio problema de espacio para alojar a todos los que han llegado hasta aquí", admite el edil, que ha convocado para este martes una reunión extraordinaria para tratar de dar una solución a esta avalancha de gente.

Medio centenar de personas duermen en la calle

No hay cifras todavía definitivas (entre otras cosas porque la presencia de personas deambulando por la ciudad varía de un día para el otro), pero el ayuntamiento estima que en estos momentos hay más de medio centenar de personas pernoctando en la calle, "sin techo y sin medios para pagarse una casa", señala Rodamilans. La previsión es que en los próximos días el contingente vaya disminuyendo porque otras zonas agrícolas de España, como La Rioja con la uva o Girona con la manzana, están iniciando ya sus respectivas cosechas. 

Con todo la situación este lunes seguía siendo de colapso. El servicio de albergue municipal de Lleida, que también presta la fundación Jericó (la misma que reparte bocadillos al mediodía), lleva días con el cartel de completo. "Y eso que hemos ampliado el centenar de plazas de que disponemos habitualmente hasta 140 para poder atender toda la demanda", indica una portavoz de la entidad social. "Para las comidas también se han habilitado dos turnos, lo que significa que se han duplicado las necesidades respecto al año pasado", agregan las mismas fuentes.

Entre las personas usuarias de estos servicios, la gran mayoría extranjeras, se dan dos situaciones. Muchos de ellos son simpapeles y por tanto no consiguen un contrato de trabajo, lo que les aboca a quedarse deambulando por la calle. Otros, que sí trabajan porque tienen el correspondiente permiso, han renunciado a los alojamientos que los payeses les ofrecen, bien porque consideran que el lugar no reúne condiciones o bien porque prefieren quedarse ellos con el dinero que el agricultor les descuenta del salario si acceden a esa residencia, explican los propios afectados. 

Que todos arrimen el hombro

El problema, afirma Rodamilans, trasciende las competencias de los servicios sociales del ayuntamiento. "Desde junio, nosotros tenemos, como cada año, un plan para prestar la atención debida a los temporeros, en coordinación con las oenegés locales y con la participación de unos 150 voluntarios, pero esta vez la situación sobrepasa nuestros recursos, por lo que vamos a reclamar la implicación y participación de la Generalitat, de la diputación provincial y de otros ayuntamientos: hemos de trabajar en red", defiende el concejal que ha invitado a representantes de estas instituciones públicas a participar en el encuentro de este martes.

"Es cierto que si tenemos en cuenta la cantidad de gente que ha movilizado esta campaña de la fruta, el número de afectados no es significativo, pero también es cierto que mientras haya una sola persona en estas condiciones, nuestra responsabilidad es atenderla y garantizar su derecho a un techo", remacha el también alcalde accidental de Lleida.

La salubridad de los albergues, en el punto de mira

La campaña de la fruta de este año ha vuelto a poner el foco en las <strong>condiciones en que se alojan los temporeros</strong> que trabajan en la cosecha. Tras reiteradas denuncias, el Síndic de Greuges abrió en julio una investigación sobre la salubridad de algunos albergues.