TURISMO

Australia reinventa la publicidad con 'el mejor trabajo del mundo'

JUAN RUIZ SIERRA
MADRID

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Un maestro, una licenciada en Empresariales y un entrenador de delfines, junto a otras 47 personas, recibieron ayer un correo del Departamento de Turismo de Queensland (Australia): estaban preseleccionados para desempeñar lo que se anuncia como "el mejor trabajo del mundo" y quizá lo sea; un empleo que dura seis meses y consiste en viajar a la paradisiaca isla de Hamilton y vivir a todo confort sin hacer nada más que nadar, bucear, tomar el sol, llevar unblogen el que quede consignado lo maravilloso que es el lugar y cobrar 75.000 euros por ello. Al primero se le puede ver vestido de buzo en un vagón de metro, la segunda imita con pasión a un pez y el tercero se despide de la cámara en riguroso tanga, con la palabragandulescrita en la nalga derecha yaustralianoen la izquierda, aptitudes todas que deben de sumar puntos en elcastingde un proyecto que es ya una de las iniciativas publicitarias de mayor impacto en los últimos tiempos.

Australia no aparece a menudo en los medios no australianos. Cuando lo hace, suele ser porque los incendios forestales han acabado con la vida de cientos de personas, o porque alguna de sus playas se ha convertido en un gigantesco cementerio de ballenas, o porque el Papa, de visita al país, se ha reunido con quienes de niños fueron sexualmente abusados por sus sacerdotes. Ahora, en cambio, las idílicas fotos de la costa de Queensland, con su gigantesca barrera de coral, la más grande del mundo, están en todas partes.

Gracias a un concurso: a mediados de enero, los responsables turísticos del estado austral llegaron a la conclusión de que la mejor forma de promocionar el lugar pasaba por organizar unas pruebas de selección para que alguien viviera en el nirvana de la isla de Hamilton y contara sus virtudes, así que crearon una web (islandreefjob.com) y pidieron a todos los interesados en desempeñar "el mejor trabajo del mundo" que se postulasen a través de un vídeo casero de un minuto. Casi 35.000 personas se apuntaron en cinco semanas, y ahora, cuando los 50 finalistas han sido elegidos --ninguno de ellos español, aunque había 798 solicitantes--, la prensa internacional cuenta la historia como si se tratase de unos Juegos Olímpicos. "Cuatro británicos entre los candidatos", titulaban ayer los diarios británicos en sus ediciones electrónicas. "Siete canadienses", decían los canadienses. "Solo seis australianos", se lamentaban los australianos.

LA PSICOLOGÍA DEL HOLGAZÁN

Explicaban ayer los organizadores de la campaña que la selección no había sido nada fácil. Como en los programas de telerrealidad, el Departamento de Turismo de Queensland se puso en contacto la semana pasada con los candidatos, que fueron sometidos a un test psicológico. Algunos, desde el primer momento, ya sabían el tipo de información que tenían que proporcionar. En su vídeo promocional, que como el resto puede verse en la web, Yi, experto buceador chino, informa a los gobernantes del estado australiano que si le eligen a él, viniendo de donde viene, lograrán la atención de "más de mil millones de personas". Claro, a Yi le queda ahora la prueba más difícil --los organizadores elegirán a 10 de los 50 candidatos, otro más será designado por votación popular, y los 11 volarán en mayo a la isla de Hamilton para la prueba final--, pero acabe donde acabe el buceador, el Ejecutivo de Queensland estará satisfecho. Su ministro de Turismo, un Desley Boyle que rezumaba satisfacción, explicó que la campaña tenía un coste de 850.000 euros, pero les había reportado, según sus cálculos, 35 millones en valor publicitario. Confirmado: excitar a los gandules, con o sin tanga, sale rentable.