SUCESO EN MADRID
La atracción fatal de Lorena
Lorena Gallego Fernández conoció al periodista Paco González en el 2011, cuando asistió como público a la emisión del programa Tiempo de Juego de la COPE. Regresó a los estudios varias veces más y «por pena», según declaró el comentarista a la Guardia Civil, dejó a la joven, higienista dental, que acompañara al equipo en un par de ocasiones a tomar unas copas al terminar el programa. La situación se salió de madre. Lorena aprovechaba cualquier ocasión para declarar su amor al periodista, en persona y a través del correo de la emisora. «Tuve que pararle los pies en varias ocasiones», declaró, abatido, el hombre a los agentes.
A partir de entonces la pasión de Lorena hacia el periodista se transformó en obsesión, en una locura que le llevó a finales del año pasado a contactar con tres sicarios para encargarles el asesinato de Maite, la esposa de Paco González.
Lorena, de 25 años, y su novio, Iván Trepiana Palao, de 31, fueron detenidos el miércoles en Boadilla tras intentar asesinar a la mujer del periodista. Anoche declararon ante la Guardia Civil. La esposa del comunicador continúa hospitalizada y se recupera de las heridas de arma blanca que recibió al enfrentarse a su agresora.
30.000 euros por matarla
Antes de decidirse a asesinar con sus propias manos a la mujer de Paco González, Lorena contrató a unos sicarios. Pero no fue ella la que se entrevistó con ellos, dos rusos y un búlgaro. Hace un año y medio, la joven de Laguna del Duero (Valladolid) conoció en una red social a Iván, un joven donostiarra en paro que cayó rendido ante la higienista. Enloqueció por Lorena hasta el punto de ayudarla en su desquiciado plan.
Iván acudió a la cita con el búlgaro y los dos rusos. Les prometió 30.000 euros. Les entregó un informe detallado de los movimientos de Maite. La propia Lorena hizo los seguimientos de la mujer, anotó horarios, modelos de vehículos y direcciones. Los sicarios exigieron un adelanto. Les dieron 10.000 euros. Pero desaparecieron con el dinero sin hacer nada.
No obstante el búlgaro contó el encargo a un amigo. Este, conocido de un subinspector de la Policía Nacional, trasladó la historia al investigador, que redactó un informe con los hechos. Como la familia de Paco González vive en Las Rozas, la policía derivó la información a la Guardia Civil.
Investigación policial
Entonces se inició una investigación que coincidió con los hechos. Paco González empezó a recibir amenazas de muerte telefónicas, y un correo electrónico en el que se le advertía que matarían a su esposa y que adjuntaba la foto de un hombre: Iván. El 14 de octubre del año pasado, el periodista presentó una denuncia en la Guardia Civil de Las Rozas denunciando las amenazas.
El búlgaro fue identificado y detenido. Pasó a disposición judicial, y quedó en libertad con cargos y la obligación de firmar dos veces al mes en los juzgados. En esos días, los investigadores realizaron vigilancias de la familia de Paco González para descubrir si existía alguna amenaza en su entorno. Dio negativo.
La situación se relajó hasta el miércoles, cuando Lorena e Iván decidieron matar a Maite. Compraron dos grandes navajas y se dirigieron en un Ford Fiesta hasta Boadilla. Estacionaron a las puertas del cementerio de Majadahonda y a pie se acercaron al colegio en el que Maite dejaba cada mañana a su hijo menor. María, la hija mayor, se quedó en el coche. Cuando la madre regresó Iván entró por la parte trasera del coche y, acercando la navaja al cuello de Maite, le ordenó proseguir. A 800 metros gritó que frenara para que subiera Lorena. En ese momento, madre e hija se revolvieron contra sus agresores. María arrebató la navaja al hombre, mientras Maite forcejeó con la mujer.
La vergüenza del padre
María consiguió huir y detuvo una furgoneta en la que viajaba Jesús Barrante, trabajador del Centro Integral Canino de Majadahonda, con sus hijos. El hombre, experto en taekuondo, se dirigió al coche tras ver cómo Lorena propinaba una puñalada en el tórax a Maite. Primero redujo de un puñetazo a Iván, a quien ya había desarmado María, y cerró de un portazo la puerta del coche, pillándole la pierna, lo que le obligó a huir cojeando. Tras Iván, Lorena abandonó la escena, dejando a las dos mujeres sangrando y malheridas, pero con el coraje de subirse de nuevo al coche e ir hasta el hospital. Antonio, otro vecino, alcanzó a los agresores en su huida y fue relatando por teléfono a la Guardia Civil por dónde andaban y cómo iban vestidos, lo que facilitó su detención.
Anoche, en una entrevista en televisión, el padre de Lorena, avergonzado, pidió perdón y reconoció que su hija le había confesado: "Papá, estoy enamorada. Es el hombre de mi vida".
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