Así se gestó el 'caso Nadia'

Nadia Nerea y sus padres, en una de sus apariciones en 'Espejo público' de Antena 3 TV.

Nadia Nerea y sus padres, en una de sus apariciones en 'Espejo público' de Antena 3 TV. / periodico

CARMEN JANÉ / BARCELONA

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Igual la mejora de los resultados en Compresión Lectora de los alumnos españoles en el informe PISA evitará que en el futuro el padre de una niña enferma consiga una cascada de donaciones a lo largo de ocho años sin que nadie cuestione la veracidad de su historia y sus auténticas intenciones. Fernando Drake Blanco -sí, Drake, como el héroe/pirata británico- lleva años captando fondos para los tratamientos que supuestamente precisa su hija Nadia Nerea junto a su esposa, Margalida Garau, pero no ha reconocido hasta esta semana sus “exageraciones”, cuando muchos de los tonos más oscuros de su relato llevan años poblando webs, entrevistas en medios de comunicación y redes sociales.

La niña Nadia Nerea Blanco Garau nació en el 2005, fue prematura y estuvo dos meses en la incubadora, según explica su padre en la cuenta de Facebook. Desde el principio había signos de que algo no iba bien pero no tuvo un diagnóstico definido hasta un año después. Cuando la niña tiene tres años, los padres ya hablan de “tricotiodistrofia”, una patología que, explican, “además de problemas con el cabello, le genera daño intelectual, fertilidad disminuida y estatura corta”, según difunden en carteles entre sus vecinos. “Fertilidad disminuida” como síntoma en una niña de tres años.

Los padres comienzan primero a recaudar fondos con una tienda ambulante en la plaza del pueblo mallorquín de Binissalem, municipio balear cercano a Biniali, donde residen en una casa prestada, según explican. Años después, contarán que han llegado a vender las camas, tres casas (en Mallorca, Madrid y Valladolid) y su empresa. No que Drake Blanco (Blanco Botana en el DNI, según reveló 'El País') no hacía tanto que había salido de la cárcel condenado por estafa. Su historial delictivo tiene otros episodios, como ha destapado el 'Diario de Valladolid'.  

En Binissalem, los padres montan un tenderete con la niña para recaudar fondos vendiendo bisutería y otros objetos, algunos de segunda mano que les ofrecen para su reventa. En el 2008, se interesa por ellos Miquel A. Lladó, entrenador del club de tenis de la población, que tras conocer la historia, les ofrece organizarles un torneo solidario. Los padres recaudan directamente el precio de las inscripciones en su cuenta corriente y el club pone “las instalaciones, las pelotas, la organización y hasta los trofeos”, explica Lladó. “Hasta les acompañé a la radio a promocionarlo. Y al final, el padre se me quejó de que habían recaudado poco, creo que eran unos 500 euros”, explica dolido a este diario. “Y dejé el asunto”. Hasta un colegio de la localidad llega a recaudarles 1.000 euros con un desayuno solidario.

Por aquel entonces, comienza a difundirse el caso en redes sociales e internet. En septiembre del 2009, se puede rastrear en la cuenta de una usuaria en Fotolog cómo los padres ya están pidiendo dinero incluso con huchas instaladas en los bares del pueblo, que a veces explican que les roban.

TORNEOS Y ACTOS SOLIDARIOS

Lladó, además, les hizo lo que sería un gran favor: ponerles en contacto con Rafa Nadal y su entrenador, su tío Toni Nadal, a quienes fue a ver a Madrid. En diciembre del 2010, Drake consigue que el tenista, el campeón de motociclismo Jorge Lorenzo y el futbolista Miguel Ángel Moyà cedan objetos para subastarlos para recaudar fondos para la niña. Será uno de los múltiples actos benéficos que impulsará la familia desde entonces y que implican a músicos como Pau Donés, que participa en un concierto, y artistas como Javier Mariscal, que les ilustra un libro.

En el 2011 los padres abren una web, NadiaNerea.org, y una página de Facebook donde difunden las campañas que se organizan para recaudar fondos a través de números premium SMS, la venta de números de lotería para Navidad, conciertos y actos benéficos. Cuantos más actos hay, más exagerados son los argumentos. Explican que necesita un tratamiento que cuesta 75.000 euros al año, pero del que nadie parece pedir explicaciones. En marzo del 2011 hablan de una "operación realizada a Nadia en Francia hace dos semanas" para "transmitirle una mutación de genes en laboratorio para intentar hacer crecer sus organos [sic]".

En su Facebook, ni una sola mención a viajes más allá de Navarra y París. Ni fotos ante una clínica ni con ningún investigador de esos que pagan los voluntarios, ni ante la torre Eiffel. Tan solo aeropuertos con maletas y alguna mención aislada y elogiosa a la doctora Ana Patiño, genetista de la Clínica Universitaria de Navarra, sin más referencias. El siguiente destino para curar a la menor es Houston. 

Los usuarios de la página tampoco preguntan nunca nada. Todo son ánimos a la pequeña y a sus padres, y muchos Likes y muchas comparticiones. Solo a partir de las informaciones periodísticas de 'El País' e 'Hipertextual' la semana pasada se les giran en contra, incluso con gran virulencia, y el padre reconoce, por ejemplo, que nunca fueron a Houston.

Sigue: Las teles se encariñaron con la historia de la niña