Así se enganchan los adolescentes al reto suicida 'Ballena azul'

Jóvenes vulnerables establecen una relación perversa con el mentor del juego

Ballena dibujada en un brazo con una cuchilla.

Ballena dibujada en un brazo con una cuchilla.

IMMA FERNÁNDEZ / BARCELONA

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"Hay que partir del contexto de que el adolescente es transgresor, busca los límites de la sociedad; el placer en actos transgresores", explica la psicóloga Júlia Pascual para entender el funcionamiento del reto suicida 'Ballena azul', un juego de manipulación psicológica "perverso y muy placentero". "Están en un proceso de cambio muy grande que les produce malestar y sufrimiento".

La segunda clave, agrega la experta, es que son "muy influenciables" por los ídolos que admiran, a los que siguen sin pensar. "Están inmersos en la construcción de su personalidad y están hechos un lío. Es un etapa de riesgo para la salud mental, depende de cómo gestionen ese proceso de cambio".

La psicóloga, directora del Centre de Teràpia Breu Estratègica de Barcelona, afirma que cualquiera, depende del momento que esté atravesando, podría engancharse a este juego cuyo funcionamiento se basa en las autolesiones. Muchos de los retos que plantea son cortes, marcas... hasta llegar al suicidio final. Pascual identifica dos tipos de posibles víctimas que encuentran el placer en esas conductas lesivas. "Hay adolescentes que se cortan para sedar, calmar, un malestar, un trauma, a modo de ansiolítico. Se producen un dolor más grande para aliviar el que sienten". Un segundo grupo encuentra el placer en la reiteración de la autolesión, cual adicción. “Es un ritual doloroso placentero, una práctica que se asemejaría al sadomasoquismo”. Es habitual atender en consulta, informa, a adolescentes con cortes en los brazos, "a menudo con trastornos alimentarios". 

Joaquim Puntí, psicólogo clínico del Hospital Parc Taulí, experto en conducta suicida infantojuvenil, confirma que en los últimos años se ha detectado un auge de autolesiones. "A veces es una forma de controlar emociones negativas y en algún caso se producen como rasgo de identidad grupal, como señal de reconocimiento, como sucedía con los 'emos'. También se utilizan como conducta 'instrumentalizadora' para conseguir algo". Hay estudios que relacionan las autolesiones con el riesgo de suicidio, subraya.   

VÍNCULO CON EL MENTOR

Los púberes vulnerables, depresivos, que se sienten mal consigo mismos (se ven feos, gordos...), con los demás o con el mundo entrarían en ese juego de manipulación en el que actúa como elemento clave el vínculo con el ‘mentor’, destaca la psicóloga Pascual. “Se establece esa relación perversa, sadomasoquista, como la de un ‘amante’ que le dice que se corte", agrega. Interviene el refuerzo del mentor -que le anima a seguir superando los retos- hacia una débil víctima, con baja autoestima, que no quiere defraudarle porque busca la aceptación de los demás.

La "alta vulnerabilidad emocional y en las relaciones con los demás" son características proclives que llevan a participar en este tipo de retos o a adherirse a comunidades virtuales con conductas sectarias, corrobora el psicólogo Miguel Perlado, especialista en sectas, que no considera pueda hablarse de organización sectaria en el caso de 'Ballena azul'.

Al otro lado del juego, el manipulador es un individuo con "nula empatía, frío, calculador y con un afán de cumplir sus objetivos aunque sean dañinos a los demás", define Pascual. ”Hay dinámicas psicológicas ilógicas e irracionales", concluye la experta, que recuerda el llamado síndrome de Estocolmo que lleva a las víctimas a empatizar con su secuestrador o agresor.