el crimen del pantano

El asesino de Susqueda disparó contra los dos jóvenes

Susqueda

Susqueda / periodico

Guillem Sànchez / Barcelona

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El asesino de Susqueda disparó contra los dos jóvenes que aparecieron muertos y desnudos dentro del pantano. Los dos cuerpos que se recuperaron el pasado martes tienen orificios causados por el impacto de una bala. La mujer recibió un disparo en la cabeza. El hombre, por lo menos uno en el tórax, según fuentes consultadas por este diario.

El cuerpo del hombre tiene más orificios. Pero el avanzado estado descomposición en el que se encuentra su organismo no permite precisar si el resto de heridas fueron causadas por arma de fuego o por arma blanca. Que fueran también balazos reforzaría la verosimilitud del relato que dio un hombre interrogado hace días por los Mossos d’Esquadra.

Este vecino de la zona aseguró haber escuchado disparos y gritos en el entorno de una cantera cercana a la presa. Describió una secuencia de tres o cuatro disparos, un grito de desesperación y, a continuación, un último tiro. Cuadraría con el análisis forense que el asesino primero hubiera tiroteado al hombre y, después, matara a la mujer. 

11 kilómetros de camino maltrecho

La cantera está próxima al lugar en el que aparecieron los dos cuerpos. Pero muy lejos del Coll de la Palomera, el punto en el que apareció el coche de Marc (23 años, Arenys de Munt) y de Paula (21 años, Cabrils), las dos víctimas, todavía sin identificar oficialmente. La distancia más corta por agua entre ambos puntos es de unos tres kilómetros. Y hay diversos recodos entre ellos. De modo que es poco probable que los cuerpos recorrieran esa distancia impulsados por el agua, que además se mueve en el sentido contrario. 

A partir de la cantera, el estado del camino que rodea el embalse empeora notablemente. Tanto, que cada vez resulta más difícil de creer que dos jóvenes como ellos, que no conocían demasiado bien el terreno, osaran transitar esa ruta con su Opel Zafira hasta el lugar donde este fue localizado. Una hipótesis que casaría con el relato del testigo es que el criminal llevara el coche desde el lugar del homicidio hasta donde fue hallado.  

La investigación del crimen indica que los Mossos buscan a un sospechoso capaz de actuar con la cabeza fría tras asesinar a dos jóvenes. Porque trabajó intensamente para borrar todas las pistas, empezando por deshacerse de los cuerpos. Los hundió en el pantano cargándolos con una mochila que contenía la ropa de las víctimas y una pesada piedra. El cadáver de Marc fue encontrado con la mochila enredada entre sus brazos. Lo que cargara a Paula sigue sin aparecer. 

Otra característica que imaginan los Mossos sobre el asesino es que tiene que ser alguien que conoce muy bien el lugar. Si optó por deshacerse del Opel Zafira eligiendo un camino tan maltrecho como el que conecta la cantera con el Coll de la Palomera tuvo que hacerlo porque sabía que allí existía un acceso hasta el agua. Quizás sabía también que las aguas de esta playa, a los pocos metros, se vuelven profundas repentinamente. Por eso le bastó con colocar una piedra sobre el acelerador para darle un impulso al vehículo y lograr que el pantano se lo tragara completamente. Apareció a siete metros de profundidad. El dibujo que dejaron las ruedas en el suelo, no obstante, terminaría llamando la atención de la policía catalana.  

Los investigadores cuentan con las grabaciones que tomaron algunas cámaras de seguridad instaladas en el pantano. También han rastreado la señal de los teléfonos móviles de los jóvenes, que se pierden durante la misma mañana del día 24, poco después de que llegaran al embalse tras tomar algo en el bar La Parada, de El Pasteral. Ambos dispositivos siguen sin aparecer, a diferencia del resto de enseres de la pareja. Un detalle que indica que el homicida tal vez se tomó la molestia de destruirlos, consciente de que los teléfonos resultan de gran ayuda para geolocalizar a personas desaparecidas.  

El autor -o tal vez autores- empleó mucho tiempo en borrar todas las pistas de su crimen. Deshacerse de los cadáveres y del vehículo debió de tomarle varias horas. Se desconoce asimismo cómo huyó tras hundir el coche. Quizá alcanzó la otra orilla con el kayac, que apareció semihundido en el lado opuesto del pantano, donde podría haber tenido su vehículo. O quizá se marchó a pie. O en el coche de un cómplice. Y el kayak cruzó el embalse vacío, arrastrado por la corriente.