Armas hechas en casa...

Hay quienes se fabrican artesanalmente armas de fuego capaces de matar: el último caso fue en Palafrugell el pasado junio

MAYKA NAVARRO / BARCELONA

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«Quien necesita un arma, sabe dónde encontrarla». La afirmación de un veterano policía de atracos es aplicable a cualquier rincón del mundo. Aquí no funciona el entrar en Google para buscar vendedores. Si hablamos de armas de fuego, tanto las limpias -sin pasado delictivo-, como las utilizadas anteriormente, hay que adentrarse en los barrios calientes en los que cualquier cosa es posible. En Catalunya hay que saber buscar en La Mina (Sant Adrià de Besòs), en Sant Cosme (El Prat), en Font de la Pólvora de Girona... «Es ridículo hablar de precios, depende de tantas cosas...», añade el mismo interlocutor. Pero ¿qué pasa con aquellos que no pertenecen a la mala vida y necesitan un arma por primera vez? «Muchos se la fabrican. No te puedes ni imaginar la destreza de algunos», indica el sargento de Mossos d'Esquadra Xavier Garrido.

Solo el año pasado, hasta los talleres de la Unidad Central de Balística llegaron 14 armas de fuego fabricadas artesanalmente a partir de los más variopintos materiales. No estamos hablando de armas detonadoras manipuladas para disparar munición letal. Se trata de fabricarse en casa una pistola a partir de la nada.

Suicidios

En ocasiones se utilizan para suicidarse. Un dato escalofriante porque añade más tragedia a ese proceso meticuloso y lento de ir fabricando, pieza a pieza, la herramienta con la que uno ha decidido quitarse la vida. En otras ocasiones fueron utilizadas para cometer un asesinato.

El último, en junio pasado en Girona. El carpintero José Gamero Palacios, de 57 años, y el pintor José Antonio González Escudero, de 42, eran vecinos del mismo bloque de solo dos pisos del número 29 de la calle del Mestre Angel López, de Palafrugell. La convivencia se había convertido en infernal. El carpintero acusaba al pintor de hacerle la vida imposible a su familia: música alta, voces, gritos, desperfectos... Un escalofriante relato de desencuentros en los que en innumerables ocasiones acudieron Mossos y policía local, sin remedio.

Pendiente de otro juicio, el carpintero se fabricó dos armas aptas para disparar munición del calibre 22. Primero convirtió una carabina de aire comprimido en arma larga, y con un trozo de madera, dos tubos metálicos y un percutor se fabricó una pistola. El pasado 5 de junio, el pintor aporreó la puerta del carpintero con un bate de béisbol. El carpintero le amenazó primero con la carabina, después le asestó dos puñaladas y finalmente acercó la pistola artesanal hasta la frente y le descerrejó un disparó mortal. Trasladó el cadáver de su enemigo hasta el baño y esperó la llegada de los Mossos.