NOCHES TROPICALES
Aquí no hay quien duerma: Noches de sudor y ventilador en BCN
“Mi habitación parece un parque eólico. No tengo aire acondicionado y duermo con tres ventiladores. A pesar de eso, me levanto sudando como un cerdo”, explica Christian Pi, un vecino del Raval que relata que hace varios días que la situación es insoportable. “Vivo en un ático al que le da el sol todo el día y, por la noche, sigue caliente. Ya no puedo más”, lamenta este barcelonés.
Las temperaturas máximas copan los titulares por su espectacularidad. Este viernes se han superado los 40 grados en varias localidades del interior de Catalunya como Vinebre (Ribera d'Ebre, 41,7º), Montesquiu (Osona, 41,5), Artés (Bages, 41,2º) o el Pont de Vilomara (Bages, 40,3º). Pero, las mínimas también son preocupantes.
El calor nocturno es un problema que los barceloneses llevan soportando desde el 2 de julio. Según los datos del Servei Meteorològic de Catalunya (Meteocat), ya llevamos 33 noches tropicales consecutivas. Sin tregua. Esta última semana ha sido especialmente bochornosa. La estación del Meteocat del Raval no ha bajado de los 25 grados, llegando a los 25,9 la madrugada del jueves al viernes.
Noches tropicales
La expresión ‘noche tropical’ se utiliza en meteorología para designar aquellas noches en las que la temperatura mínima no desciende de los 20 grados. El problema es que estas mediciones se realizan en el exterior, pero el calor en el interior de las casas suele estar por encima de este valor, algo que dificulta dormir sin la ayuda de climatización.
Durante las noches tropicales, la humedad relativa no baja del 70%. Y quien dice humedad, dice pegajosidad. El calor húmedo es una sensación térmica mucho más desagradable que el calor seco. Y, en la costa, la humedad es lo que se lleva. Algo que complica más las cosas.
Medidas insuficientes
Los ventiladores no dan abasto en Barcelona ante estas sofocantes temperaturas. Tan solo remueven la brisa caliente. Quienes tengan aire acondicionado se pueden sentir muy afortunados porque estas noches no dejan pegar ojo a los barceloneses.
Los vecinos salen a las terrazas y balcones para no tener que soportar el calor que han acumulado las paredes de un piso que lleva todo el día achicharrándose al sol. "Que corra el aire", dice la gente. Y se acerca menos a la pareja en la cama. Tocarse da calor. El agua congelada en la mesita. Pocos se atreven a dormir tapados y muchos se pasean por sus casas sin ropa.
Al fresco o al agua
Algunos vecinos de la Barceloneta aprovechan las noches para salir al fresco. Plantan las sillas del comedor en la calle, delante del portal de casa. “Nos juntamos tres familias y cenamos aquí. Lo hacemos todos los días”, comenta un grupo.
Otros bajan hasta la playa para bañarse por la noche. Los turistas lo hacen hasta con la ropa puesta. Los locales, en cambio, van preparados. Ya saben de qué va y llevan puesto el bañador.
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