LOS ORÍGENES

Apueste por la patria

A la venta 8 Anuncio de la Loto 6/49 en uno de los puntos de venta de la lotería autonómica, con un premio de dos millones por repartir, ayer.

A la venta 8 Anuncio de la Loto 6/49 en uno de los puntos de venta de la lotería autonómica, con un premio de dos millones por repartir, ayer.

TONI SUST
BARCELONA

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Losjuegos de azarde laGeneralitatnacieron un lunes, el 27 de abril de 1987. En aquella fecha se puso a la venta por primera vez laLoto Ràpid. En la foto del día siguiente salieron la niña María del Carmen y su tía Carmen, vecinas de L'Hospitalet, las primeras en ganar el premio máximo posible al rascar uno de aquellos boletos: un millón de pesetas, unos 6.000 euros. En la imagen, junto a ellas, el entonces director de la Entitat Autònoma deJocs i Apostes(EAJA), Carles Vilarrubí. María del Carmen, de 10 años, declaró: «No sabemos qué hacer con el premio». «Mi marido todavía no se lo cree», dijo su tía.

Han pasado más de 25 años y se puede afirmar que la Generalitat de Jordi Pujol no logró su objetivo principal: hacer de los juegos de azar autonómicos una especie de estructura de Estado, 'la teva', pero en vez de televisión, lotería. Nunca se llegó a producir una gran conexión emocional de los ciudadanos con lalotería catalana-que se presentó como un método para obtener recursos con los que sufragar política social-. Nunca supuso lo que la lotería de Navidad supone para tanta gente. Y eso a pesar de que la publicidad apostó con fuerza por el factor identitario, lo que le costó al Govern de Pujol la acusación de fomentar la ludopatía patriótica.

Los primeros años estuvieron plagados de rechazo por parte de la oposición, que subrayaba que los beneficios eran muy inferiores a los previstos y denunció irregularidades. Un diputado de CiU en el Parlament, Jaume Aligué, atribuyó el fracaso en ventas a «oscuras consignas» que buscaban perjudicar a la EAJA y que comparó con la campaña en contra de Pujol por el caso Banca Catalana que denunciaron los nacionalistas.

En cuanto a las irregularidades, en el marco del llamado 'caso Casinos',se atribuyó a la empresa Casinos de Catalunya, que participaba mayoritariamente en la concesionaria del las loterías catalanas, Luditec, haber beneficiado económicamente a Convergència. El caso fue archivado pero las sospechas, no.

La publicidad de las loterías no tenía desperdicio y abundaba en que las ganancias se quedarían en Catalunya. Como indicaba un anuncio de 1987 con el título 'Ens toca a tots': «La lotería que siempre nos tocará, porque las ganacias se quedan aquí. ¡Imágínate!». Otro, de septiembre de 1992, rezaba 'Todo queda en casa'. El texto era claro: «Todo el mundo sabe que las loterías son un juego de azar en el que cuanto más se juega más posibilidades se tienen de ganar». Incluso rotundo: «Si todo el dinero que jugamos en Catalunya lo gastásemos en nuestros juegos, nos tocaría más a todos y tocaría más a Catalunya». La publicidad se completaba con un cuadro que indicaba cuánto habían jugado los catalanes durante 1991 en loterías españolas y en loterías de la Generalitat. El balance era demoledor. Los sorteos señalados como foráneos -Primitiva, Bonoloto, Lotería Nacional y la Quiniela- sumaban más de 154.000 millones de pesetas en ventas en Catalunya. Muy lejos de esa cifra, los catalanes gastaron ese año en las loterías autóctonas 9.930 millones de pesetas.

No más jugadores

Una de las acusaciones que tuvo que rebatir el Ejecutivo de CiU fue la de que fomentaría la ludopatía. La respuesta fue peculiar: la Generalitat no se proponía, replicó el Govern, que más catalanes de los que jugaban empezaran a hacerlo. Solo pretendían arrebatar jugadores a las loterías no catalanas.