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Annachiara Ramalho: «Tuve la mejor madre y el suicidio no lo cambia»

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GEMMA TRAMULLAS

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Una explosión de rizos indómitos rodea el rostro pecoso y de ojos vivos de esta joven de 22 años que aúna la apariencia frágil de una niña con la fortaleza interior de un ser transformado por el amor y el dolor. Tres años después del suicidio de su madre, Annachiara Ramalho Montaldo saca a la luz su proceso de duelo en la serie fotográfica Llenar el vacío. Duelo en la fotografía familiar. El proyecto forma parte de la exposición colectiva Exhibit, que organiza el Espai Català-Roca y que se inaugura mañana a las 19.30 horas en la Casa Golferichs de Barcelona.

Fotógrafa del duelo. Una exposición muestra las conmovedoras imágenes que evocan a su madre ausente.

-La primera fotografía muestra sus pies al borde de un acantilado. Le pedí a mi padre que me llevara al lugar desde donde ella saltó, el cabo de Cavalleria, en Menorca. Es una vista en picado porque buscaba expresar lo que yo sentía en aquel momento, que era vacío y caída.

-Es una imagen muy fuerte. Es que el hecho es muy fuerte. Ir allí fue un ejercicio de aceptación para mí: ella ya no estaba y aquello era lo que había decidido.

-¿Cómo reunió el valor para ir hasta allí? No creo que me hubiera atrevido a hacerlo sin un proyecto fotográfico. Estudiaba Bellas Artes cuando ocurrió y la obra de artistas como Pedro Meyer, Alberto García-Alix y Montse Morcate, que han trabajado el duelo y cómo evocar al ser querido ausente, me ayudó mucho. Compartía con ellos la necesidad de expresar lo que sentía, de dejar constancia de un momento, el duelo, que no está bien aceptado culturalmente.

-Las fotos revisitan bellísimos paisajes que compartió con su madre. Vivíamos en Menorca, en el campo, rodeados de árboles, gallinas, un huerto, una cabaña... Son lugares de paz para mí, pero las fotos son oscuras y tristes porque es lo que sentía cuando las hice.

-La exposición incluye un poema: No ti ho abbandonato / ti ho solamente preceduto per amarti di più (No te he abandonado / solo me he adelantado para amarte más). Era de mi abuela y mi padre lo halló entre las cosas de mi madre. Leyéndolo, es como si la escuchara a ella. Pero no quiero acentuar el dramatismo. Los hechos son los que son. Ella saltó, se suicidó. Y yo sentí un peso silencioso por el hecho de que fuera un suicidio y no un accidente o un cáncer.

-El suicidio es la primera causa de muerte violenta y la más silenciada. Se juzga como algo malo, cuando en su caso luchó cinco años contra la depresión. No comprendo el dolor que tenía dentro, pero ella sintió que esa era la única manera de ser libre y estaba segura de que nos seguiría amando en otro plano más espiritual. Yo no lo juzgo; lo acepto y lo respeto.

-Ha dado un paso enorme. Al principio entré en un agujero y no veía la salida, pero han pasado tres años y lo veo todo más positivamente. Tenía una conexión muy profunda con mi madre y cuando miro las fotos de nuestro álbum familiar me doy cuenta de que es imposible que no nos amara a mí, a mi hermano y a mi padre. No quería que se fuera y hubiera querido cuidarla hasta que se hiciera mayor, pero he tenido la mejor madre del mundo y el suicidio no lo cambia.

-¿Da por terminada esta serie? Doy por terminado lo que sentía, pero quiero seguir haciendo fotos que la evoquen en el álbum familiar. Sé que si volviera a hacer esas fotos ahora tendrían otro color y más luz, porque me siento más libre.

-¿Pensaba hacer públicas las fotos? No, pero cuando se planteó la posibilidad pensé que podía ser una pequeña ayuda para otras personas que viven el duelo acentuado por el silencio que pesa sobre el suicidio. Siento que mi madre está conmigo en esto y que estaría contenta de ver que ya no me da miedo hablar de ella.