ANIVERSARIO DE UNA EFEMÉRIDE EN ÓRBITA

Memorias del espacio

Reencuentro 8Los venerables astronautas ya ancianos Leonov y Stattford se han reencontrado en Moscú.

Reencuentro 8Los venerables astronautas ya ancianos Leonov y Stattford se han reencontrado en Moscú.

MARC MARGINEDAS / MOSCÚ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

"Moscú está listo para el atraque; Houston está listo para el atraque; ahora todo depende de vosotros; ¡pasadlo bien!".

Las voces en ruso e inglés sonaban fuerte y claro a través de la radio en los instantes previos al acoplamiento, hace ya cuatro décadas, concretamente a las 16.12 GMT del 17 de julio de 1975, de las cápsulas espaciales Apolo CSM-111 Soyuz-19. Por vez primera desde el inicio de la carrera espacial, las dos superpotencias del momento, -EEUU y la Unión Soviética-, llevaban a cabo una misión conjunta, convirtiendo el espacio exterior en un ámbito de cooperación por encima de cualquier vicisitud política que pudiera suceder a ras de suelo. Dando vueltas alrededor de la Tierra en una órbita de 229 kilómetros de altitud, los cosmonautas rusos Aleksei Leonov Valeri Kubasov, y los estadounidenses Thomas StattfordVance Brand Donald Slayton cumplimentaron con éxito su cita espacial, colocando entonces la primera piedra de una colaboración que se mantiene viva hoy en la Estación Espacial Internacional.

Las escotillas que separaban a la Apolo y la Soyuz se abrieron tres horas después de la histórica maniobra. Debido a un adelanto sobre el horario previsto, el apretón de manos, restransmitido a todo el mundo a través de la televisión, se produjo finalmente a la altura del río Elba, pese a que en un principio, estaba previsto que fuera sobre la capital rusa. Más tarde, vinieron las felicitaciones de los respectivos líderes nacionales de las tripulaciones. Fue un comunicado enviado por el secretario general del Partido Comunista de la URSS, Leónid Brezhnev, y una llamada del presidente norteamericano Gerald Ford. También hubo el intercambio de placas conmemorativas y regalos, que incluían semillas de árboles que fueron plantados en sus respectivos países cuando volvieron a la Tierra, varios días más tarde.

Durante los casi dos días que ambas cápsulas espaciales permanecieron ensambladas, las tripulaciones realizaron visitas a sus naves respectivas y llevaron a cabo experimentos conjuntos y separados. En particular un eclipse solar provocado por la nave Apolo que permitió a la tripulación soviética de la Soyuz tomar fotos por vez primera de la corona solar.

La misión conjunta soviético-estadounidense logró superar las reticencias políticas e ideológicas del momento entre los enemigos de la Guerra Fría aplicando al espacio exterior un código de conducta similar al que rige en el mar, que obliga a cualquier barco a prestar ayuda a personas y tripulaciones en peligro de muerte, independientemente de su nacionalidad.

Sistema de acoplamiento

Tras el accidentado vuelo del Apolo 13, que en 1970 tuvo que abortar un alunizaje debido a la explosión de un tanque de oxígeno y que casi acaba con la vida de sus tripulantes, la NASA y el programa espacial soviético decidieron diseñar en sus respectivas capsulas espaciales un sistema de acoplamiento que permitiera a una nave acudir en socorro de la otra si ésta se hallaba en peligro. "Si alguien está verdaderamente en peligro, otra nave no pasará de largo, incluso si es de un país diferente", explicó esta semana, a la radio pública norteamericana, Glynn Lunney, director técnico de la misión Apolo-Soyuz.

La efeméride acaba de conmemorarse en Moscú por todo lo alto con un encuentro de dos de sus protagonistas, Leonov y Stattford, hoy convertidos en venerables ancianos. "La misión demostró que dos países, dos superpotencias del mundo, con diferentes idiomas, diferentes métodos de medición, diferentes sistemas políticos, podían trabajar conjuntamente en pos de un objetivo común y hacerlo de forma exitosa, poniendo las bases de la cooperación en el espacio", declaró Stattford.

El 19 de julio de 1975, a las 15.26 GMT, las naves se desacoplaron e iniciaron el regreso. Pero la silueta de ambas capsulas unidas sobre un fondo negro estrellado quedaría para siempre impresa en la historia de la conquista espacial.