CONTROVERSIA MÉDICA EN GALICIA

Andrea muere tres días después de serle retirada la alimentación

Los padres de Andrea muestran hace unos días el álbum familiar de la niña, publicado en la revista 'Interviú'.

Los padres de Andrea muestran hace unos días el álbum familiar de la niña, publicado en la revista 'Interviú'.

EL PERIÓDICO / SANTIAGO

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«Se ha ido en paz y con tranquilidad, sin sufrir». Con toda la pena del mundo, pero con el consuelo de haber conseguido finalmente que tuviera la muerte digna que reclamaban, los padres de Andrea confirmaron ayer al mediodía a través de un comunicado el fallecimiento de su hija. La pequeña de 12 años, aquejada de una enfermedad degenerativa irreversible, expiró cuatro días después de que los médicos del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago hubieran accedido a retirarle la alimentación artificial que recibía a través de una sonda gástrica. El lunes, tras la intervención del juez, el hospital dio su brazo a torcer. Esa tarde, los padres, y también los abuelos, tuvieron tiempo de despedirse de la niña en la habitación del hospital y al día siguiente comunicaron que se había comenzado a cumplir su voluntad. Andrea fue sedada y se le retiró el soporte vital. Ayer, tres días después, el cuerpo de Andrea dijo basta.

En el mismo comunicado, Estela Ordóñez y Antonio Lago recordaron ayer que su hija «comenzó a irse» el pasado 9 de junio, cuando fue ingresada de urgencias tras haber sufrido una hemorragia gástrica que empeoró drásticamente su estado de salud. Poco después, tras años de batallar y haber superado una y otra vez los pronósticos vitales que habían marcado los médicos, los padres empezaron a mostrar su desacuerdo con la terapia dispensada a su hija, hasta denunciar un «encarnizamiento terapéutico». Andrea, que había manifestado los primeros síntomas de su enfermedad a los ocho meses, nunca llegó a hablar pero su madre aseguraba que se comunicaba con ella con la mirada y le pedía auxilio ante el sufrimiento que padecía.

FIEBRE Y VÓMITOS

El Comité de Ética Asistencial dio la razón a los progenitores y se pronunció a favor de retirar a la pequeña el soporte vital mientras la consejera de Salud, Rocío Mosquera -después destituida en el marco de una remodelación de Gobierno más amplia decidida por el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo- apoyaba a los pediatras del hospital. Estos consideraban que la paciente aún no había llegado a la fase terminal aunque, tras el revuelo mediático y la intervención del juez, finalmente accedieron el lunes a modificar la terapia. Para ello, alegaron que el estado de la pequeña había empeorado sustancialmente, «con la aparición de fiebre y vómitos repetidos», según consta en el auto emitido ayer por el juez Roberto Soto en el que archiva la causa tras el fallecimiento de Andrea.

El magistrado, en este auto, destaca la «extraordinaria entereza» mostrada por los padres» y desvela también que las conclusiones del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) después de que un forense examinara el pasado día 2 a la paciente fueron que esta se encontraba «en una situación de estado terminal» y estaba «padeciendo dolor».

El juez Soto también destaca «la profesionalidad y absoluta colaboración» del médico responsable de la menor y el jefe de Pediatría del hospital compostelano. Son varias las opiniones médicas que en los últimos días han señalado que el caso de Andrea no habría llegado al extremo que ha llegado si el hospital dispusiera de una unidad de paliativos pediátrica. En toda Galicia no existe ningún servicio especializado de este tipo y el propio ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, admitió el pasado martes que «hace falta fomentar» su creación para evitar casos como el de la niña gallega.

Tras la muerte de Andrea, la Asociación Española de Abogados Cristianos confirmó lo que ya había anunciado el lunes: denunciará a los pediatras por no haberse obstinado en seguir alimentando a la niña.