Gente corriente

Àlex Romero: "Procuro hacer un Drácula que sea sibilino, grimoso"

Es el actor que interpreta a Drácula en el Hotel Krüeger del Tibidabo. A Drácula... y a otros.

«Procuro hacer un Drácula que sea sibilino, grimoso»_MEDIA_1

«Procuro hacer un Drácula que sea sibilino, grimoso»_MEDIA_1

MAURICIO BERNAL

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Se estrecha esta noche la línea que comunica el mundo de los vivos y el de los muertos y se espera naturalmente que aparezca Drácula, el conde que bebe sangre, el vampiro siniestro; porque las noches como esta, se supone, le producen debilidad. Que salga y que propague el terror, y que sus colmillos los pueda hundir en un candoroso cuello.

-A ver. Me gustaría oírlo. Hable como Drácula.

-Eh… Claro. Espere.

-…

-Ahora. «Amigo mío, bienvenido a los Cárpatos. Confío en que su viaje por las montañas haya sido placentero, y que su estancia en mi hermosa tierra sea de su agrado. En el collado de Borgo mi carruaje le estará esperando. Le aguardo con impaciencia. Su amigo. D.»

-Caray. ¿Así habla su Drácula?

-Sí… Hago un esfuerzo. Tengo que bajar una octava, ya ve, tengo la voz algo femenina.

-Supongo que requiere esfuerzos de toda clase. Vi las fotos. Usted desaparece.

-Sí, Drácula es un personaje complejo y requiere un trabajo actoral complejo: de voz, de dicción, de cuerpo. Yo procuro hacerlo sibilino, grimoso… No se mueve, yo hago que se deslice, que serpentee, ¿me entiende?

-Me lo puedo imaginar.

-Él está bastante encorvado, los gestos que hace los hace hacia él mismo; y está triste, sobre todo. Es un personaje muy, muy triste.

-Lleva una cantidad de maquillaje, vi.

-Sí. Llevo una calva que tengo fijada al cuello, y encima de la calva, una peluca. Luego tengo prótesis dentales y prótesis en los dedos. Y el vestuario es complicado, también. Llevo una túnica larga, que tiene una cola de 70 centímetros… Que no son los dos metros y medio de la cola de la túnica de Gary Oldman, cierto, pero aun así es una gran cola.

-Sin esa túnica…

-La túnica es parte del personaje y de la actuación. Me gusta acariciar con ella al público.

-Eso que acaba de recitar, ¿es parte de su actuación?

-No. Es un fragmento del libro. Del libro, y si no estoy mal, de la película de Coppola.

-Se habrá documentado mucho. El libro, la película...

-La verdad es que ya sabía muchas cosas de Drácula, porque yo de esa película, justamente, me obsesioné antes incluso de verla, cuando era pequeño. Como era pequeño mis padres no me dejaban verla, y cuando lo hice me fascinó. Y la he visto un montón de veces. O sea, que desde antes del Hotel Krüeger conocía el personaje.

-¿Cómo acaba Drácula en el Krüeger? O mejor dicho: ¿qué se le perdió a Drácula en el Tibidabo?

-Pues mire: después de vivir todo lo que cuenta el libro, Drácula no muere sino que viene a este hotel de Barcelona. Yo estoy encantado. Para mí hacer de Drácula es un disfrute, es uno de mis personajes preferidos.

-Uno. Uno de ellos.

-Sí, en el Krüeger los actores hacemos varios personajes, hay rotación. Yo los he interpretado a casi todos, Frankenstein, Freddy Krüeger, el recepcionista… Catalina Creel, que es una huésped, y Mary Shaw, que es una ventrílocua sin lengua…

-Y este es su trabajo. Qué quiere que le diga, suena divertido. ¿Es actor profesional?

-¿Formado, de escuela? No. Toda la vida he hecho teatro, pero amateur. Yo estudié Bellas Artes, pero un día alguien que conocía a alguien que conocía a alguien del Krüeger me dijo que tenía que hacer el casting. Me fue bien, y bueno: tuve que escoger.

-Así que los que quieran ver al conde en Barcelona, esta noche...

-Mañana. Es temporada de invierno y              el Hotel Krüeger cierra entre semana.