EL DEBATE ENERGÉTICO

Alerta de la ONU sobre nucleares como la de Garoña

Protesta contra la central de Garoña, el domingo pasado.

Protesta contra la central de Garoña, el domingo pasado.

EL PERIÓDICO
VIENA

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La prolongación por parte de algunos gobiernos de la vida de centrales nucleares más allá de la fecha para la que fueron diseñadas, como ha ocurrido con la planta española de Garoña, preocupa a los expertos de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA).

El borrador de un informe de 56 páginas que ha sido entregado a los países miembros de este organismo de la ONU alerta sobre los problemas de «seguridad» que pueden derivarse de estas centrales caducadas y pide a las empresas y organismos reguladores implicados que analicen «a fondo los aspectos relacionados con la seguridad de componentes claves e irreemplazables que se están quedando antiguos».

El documento, la Revisión de la Seguridad Nuclear que la AIEA publica anualmente, destaca que el 80% por ciento de las 435 instalaciones atómicas que hay en el mundo tenían más de 20 años a finales del 2011 y que el 70% de los 254 reactores llevan en funcionamiento más de 30 años y «muchos de ellos han superado el periodo de vida para el que fueron diseñados». El de Garoña cumplió el año pasado los 40 de vida para los que fue proyectado. El anterior Gobierno había fijado para el 2013 su cierre, dos más de la cuenta, pero el Ejecutivo del PP quiere mantenerlo abierto, como mínimo, hasta el 2019.

OBJETIVOS MÁS ESTRICTOS / El informe recoge precisamente que «muchas empresas han comenzado programas para que los reactores sigan funcionando durante más tiempo del previsto inicialmente o han anunciado su intención de hacerlo». «Hay cada vez más expectativas de que los reactores nucleares más antiguos deben cumplir unos objetivos más estrictos en materia de seguridad, similares a los fijados para los reactores construidos recientemente o los que se construirán en el futuro», se lee en el texto, que duda de «la capacidad del conjunto de las instalaciones más antiguas para cumplir con esas expectativas».

A nivel global, el documento sostiene que el nivel de seguridad de las plantas nucleares del mundo «sigue siendo alto» y considera que incluso a mejorado, no porque haya habido nuevas inversiones sino precisamente por la decisiones tomadas por algunos países de cerrar reactores antes de tiempo.

Después del accidente en la planta japonesa de Fukushima, Alemania, Suiza y Bélgica decidieron dejar de lado la energía nuclear en favor de las energías renovables y anunciaron un calendario de cierre escalonado.