Gente corriente

Albert Sanfeliu: "¡Ojo con los cámaras que también escuchan!"

Necesita 45.000 euros para demostrar que las emociones son un eficaz antídoto contra el veneno de la corrupción.

«¡Ojo con los cámaras que también escuchan!»_MEDIA_1

«¡Ojo con los cámaras que también escuchan!»_MEDIA_1

GEMMA TRAMULLAS

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Empachado de titulares sobre corrupción, se preguntó: «¿Y yo qué puedo hacer para cambiar el sistema?» Siendo el director de la productora Pandora Box TV la respuesta era fácil: una película. Reunió en una mesa a personas que han denunciado públicamente la corrupción -Carlos Jiménez Villarejo, Itziar Gonzàlez, Maite Carol, Albert Gadea y Fernando Urruticoechea- y, en lugar de pedirles cifras y nombres, les preguntó algo básico: «¿Cómo estáis?» Ya tenía el tráiler. Ahora solo falta la película. Para rodarla pide la colaboración económica de los que, como él, se han preguntado alguna vez: «¿Y yo qué puedo hacer?»

-Rodó el tráiler en el café-galería Mitte del Eixample de Barcelona. ¿Por qué?

-Quise rodarlo en un espacio público como metáfora: si tenemos que hablar de corrupción hagámoslo en un espacio abierto y a la luz del día, con gente entrando y saliendo. El Mitte nos acogió después de que en el último momento nos echaran del lugar que teníamos apalabrado para rodar diciéndonos que allí no se hablaba de corrupción.

-Pues sí que empezaron bien.

-No tengo ganas de ver fantasmas, pero cuando empecé a difundir el tráiler por Twitter me cerraron la cuenta.

-Quizá lo confundieron con spam.

-Hablé con el señor Twitter y me dijeron que habían recibido varias advertencias sobre el contenido de los mensajes. Me la han cerrados dos veces. ¿Quiere decir eso que hay un intento de boicot? No tengo ni idea, pero este cúmulo de coincidencias me lleva a no ir tanto con el lirio en la mano.

-¿Qué amenaza supone una película que habla de casos de corrupción conocidos?

-La gente está harta de tantos macrodatos sobre corrupción y echa de menos el lado humano de los que se han atrevido a denunciar y han sido arrinconados: ¿cómo son? ¿a qué aspiran? ¿qué piensan sus hijos? ¿les apoyan sus parejas? Si conocemos con pelos y señales su situación emocional, sin llegar a ser cotillas, es más fácil que nos veamos reflejados en ellos y que su conducta ética nos inspire.

-¿Y?

-Pues que la clave para luchar contra la corrupción la tenemos todos dentro y eso es lo que no interesa que se sepa. Si cada uno de  nosotros cambiamos nuestra conducta ética en nuestro entorno personal y laboral estaremos contribuyendo a cambiar la sociedad y, por lo tanto, a mejorar un sistema corrupto.

-Tocar la fibra emocional no es precisamente novedad en el género documental.

-Sé que no descubro nada. Llevo en el  mundillo audiovisual desde los 18 años. Empecé soldando cables, pero tuve la suerte de trabajar como cámara con maestros como Paco Escribano y Joan Úbeda en Ciutadans (premio Ondas en 1994) y Vides privades. ¡Ojo con los cámaras que además de grabar también escuchan lo que dicen los testigos! La de horas que pasamos escuchando a gente anónima: payeses, gitanos, taxistas, niños, botiguers... Era un retrato coral que iba directamente a la vena de la verdad y la emoción. Mi forma de entender la sociedad y el audiovisual viene de allí.

-¿Cuánto cuesta su película?

-45.000 euros.

-¡Pfiuuu! ¿Y si no llegan?

-Hicimos una primera campaña de micromecenazgo vía Verkami y no conseguimos llegar a la cifra. Ahora lo estamos intentando por segunda vez a través de un portal propio [www.corrupcioorganismenociu.com]. Yo mismo voy a buscar a la gente uno a uno y, cuando consigo que me concedan dos minutos y miren el tráiler, nadie queda indiferente. Confío en que esta vez lo conseguiremos, pero si no... Siempre hay que dudar de uno mismo y me reprocharé no haberme sabido explicar bien.