Ajuste de cuentas a tiro limpio a plena luz del día en la Rambla

MAYKA NAVARRO / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hombre de raza blanca. De entre 30 y 35 años. Con entradas pronunciadas. Vestía pantalón tejano, calzado blanco y una chaqueta azul marino de tipo impermeable, con capucha. Esta es la descripción del pistolero que a las tres de la tarde de ayer disparó contra un joven belga, de 27 años, que estaba junto a un británico de 29, hablando frente a la puerta del hotel Silken de la calle del Pintor Fortuny de Barcelona.

La víctima, el belga, está hospitalizado con una herida limpia en el abdomen, tiene custodia policial y no se teme por su vida. No tiene antecedentes policiales. Ni él ni el británico se alojaban en el hotel. Las primeras hipótesis de los investigadores apuntan a un ajuste de cuentas. El herido de bala presenta unos tatuajes «sospechosos» que le relacionarían con una mafia criminal.

PÁNICO EN EL CENTRO

El incidente desencadenó escenas de pánico. A las tres de la tarde ese tramo de la calle del Pintor Fortuny, tan cercano a la Rambla, está abarrotado de turistas y transeúntes. La gente corrió a esconderse donde pudo.

Aunque todo sucedió muy deprisa, una de las camareras de la cervecería la Viena Blanca presenció perfectamente la escena a partir del primer disparo. Servía una de las mesas de la terraza. Escuchó un tiro e inmediatamente buscó con la mirada el origen del sonido. Observó a un hombre, según ella con pasamontañas, que disparaba un segundo tiro contra dos hombres jovenes que estaban frente al hotel. «El pistolero empezó a caminar en dirección a la Rambla. Pero antes de arrancar a correr, se giro de nuevo, se detuvo, y volvió a disparar contra la puerta del hotel.» Disparó tres veces.

El relato de la mujer coincidía con la de otros testigos, como un matrimonio británico que se tomaba una cerveza en esa misma terraza.

Los dos hombres, el belga y el británico, corrieron a refugiarse en el interior del hotel. En su desesperación reventaron una segunda puerta automática de vidrio que no tuvo tiempo de abrirse cuando se acercaban. A consecuencia del fuerte impacto sufrieron cortes importantes de cristal. Anoche el británico también estaba hospitalizado y con custodia policial.

A la carrera y sangrando, los dos hombres atravesaron la recepción del hotel, cruzaron las cocinas y lograron salir por una puerta trasera de emergencia. Llegaron hasta la calle del Carme, paralela a Pintor Fortuny. El belga pudo llegar hasta el establecimiento de un ciudadano chino, Chen, que vende vestidos de niñas para fiestas. «Entró con mucha sangre. Me pidió que llamara a la policía». El británico se desplomó frente al portal del número 21, sangrando muchísimo. Horas después el tunecino Abde Mosbah quiso frente a las cámaras de televisión limpiar la sangre con agua y lejía.

Un grupo de guardias urbanos de paisano de la comisaría de Ciutat Vella que patrullaban cerca corrieron hasta el lugar tras escuchar los gritos de «policía». Al llegar, los agentes asistieron a los dos heridos, que fueron evacuados en ambulancia.

El pistolero huyó en dirección a la Rambla. Allí se subió en un taxi, según explicaron varios testigos. Fue una carrera corta. El hombre descendió enseguida y continúo su fuga a pie por el centro de la ciudad. Los Mossos d'Esquadra trabajaban desde primera hora de la tarde con varias imágnes del pistolero, de antes y de después de los disparos, facilitadas por varias cámaras de seguridad. Las más importantes las del propio hotel Silken que grabaron la secuencia del intento de ejecución.

Muchos curiosos, vecinos y turistas, se agolparon toda la tarde en la acera frente al hotel Silken para ver de cerca trabajar a la científica de los Mossos. A las siete de la tarde, el vidrio roto ya estaba repuesto y la normalidad restablecida en el hotel. Se sigue buscando al pistolero.