JOSÉ SÁNCHEZ / CORAZÓN

«Me aguarda una muerte lenta mientras me ahogo»

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ÀNGELS GALLARDO / ALBA CASANOVAS

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El corazón de José Sánchez, de 79 años, se apaga. Tiene una arteria dilatada y necesita que le cambien una válvula. Le operarán en el Hospital de Sant Pau, así se lo han confirmado los médicos, pero no sabe cuándo. Por el momento, le han dicho que«en un periodo estimado de dos meses»recibirá una llamada para hacerse la revisión prequirúrgica.«Entonces, ¿cuánto tendré que esperar a que me operen?»,se pregunta resignado en el salón de su casa, a la vez que indica que no puede estar pendiente del teléfono cada día.«Me aguarda una muerte lenta mientras me ahogo»,asegura, ya que al hacer esfuerzos su corazón se agota fácilmente y le cuesta respirar.

Se ha vacunado de la gripe porque no quiere estar enfermo cuando le llamen para ir al hospital. Podría operarse a través del seguro privado que tiene contratado desde hace más de 40 años, pero la mutua le ha limitado la asistencia a un único médico y a un centro a causa de la crisis.«No me ofrece confianza»,afirma.

Sánchez considera que al tratarse de una operación de corazón debería de tener la potestad para elegir a un médico que le genere seguridad.«Esta situación me pone negro»,confiesa. Así que, al rechazar la vía privada, vive inmerso en la espera de la sanidad pública generada por los recortes presupuestarios.

«Estoy desmoralizado»,cuenta mientras su mujer le dice que no sea tan pesimista.«Es por no tener un quirófano cuando lo necesito»,añade. Sánchez vive con su mujer en un luminoso y amplio cuarto piso del Eixample de Barcelona. La finca, sin embargo, no tiene ascensor y el matrimonio tiene que subir 89 escalones cada vez que accede a la vivienda. El hombre se ahoga al subirlos.«Tengo que parar a descansar en cada rellano porque el corazón se cansa». No tienen hijos y viven solos. Se ayudan mutuamente.«Uno solo no vale nada», apuntan los dos. Aun así, el hombre no teme la operación: no será la primera que sufre, pero es la que le puede salvar la vida.