Activista desafía obstáculos para defender derechos de las mujeres en Egipto

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Isaac J. Martín

La activista defensora de los derechos de la mujer y premiada con el Nobel Alternativo, Mozn Hasan, asegura en una entrevista a Efe que seguirá luchando para que se escuchen las voces de las egipcias y permanecerá en el país, a pesar de las dificultades y de la persecución contra las ONG.

En su hogar situado en el acomodado barrio cairota de Zamalek, la feminista egipcia confiesa que está "estresada", mientras deja a un lado un par de hojas en las que tiene preparado el discurso que dará en una ceremonia que tendrá lugar en los próximos días y donde se le entregará el premio Nobel Alternativo.

El jurado del Right Livelihood Award otorgó este galardón a la organización Nazra para los Estudios feministas, de la que Hasan es directora, aunque no pudo acudir a Estocolmo a recogerlo el pasado septiembre porque está en una "lista negra" de activistas a los que las autoridades egipcias prohíben salir del país.

"Este reconocimiento no es solo para mí y para Nazra, sino para todo el movimiento feminista. Este premio valora el feminismo en Egipto, ya que la gente no se toma en serio los derechos de la mujer", subraya.

Ante la prohibición de viajar, la organización del premio ha mandado a una delegación al país del Nilo para entregarle en persona a Hasan el llamado Nobel Alternativo, que distingue la labor social del movimiento.

Sin embargo, tanto los organizadores como la propia Hasan temen que en el último minuto no se pueda celebrar la ceremonia, "como siempre pasa en Egipto" -dice la activista-, y que las autoridades la prohíban. Por ese motivo, no se ha desvelado el día concreto en el que tendrá lugar el acto.

Hasan se muestra emocionada ante "la solidaridad" de la organización: "Han venido a Egipto porque no pude estar en Suecia en la ceremonia y para mostrar al mundo toda la presión que estamos sufriendo y la campaña de persecución contra los movimientos que luchan por los derechos humanos", arguye.

Una pared de su hogar está forrada por completo de pequeños papeles con mensajes muy directos: "Toda la fuerza del mundo para ti, Hasan", "Haz frente a la presión que sufres en Egipto". Palabras que le dan fuerza, según Hasan, para continuar con la lucha por los derechos de las mujeres egipcias.

La organización Nazra está incluida en el caso judicial conocido popularmente como "financiación extranjera de las ONG", y por esa razón, el pasado enero las autoridades congelaron sus fondos, dificultando aún más su labor en el país.

No obstante, las ONG "continúan haciendo su trabajo, a pesar de la campaña para detener y obstaculizar a los que trabajamos por los derechos humanos", dice Hasan.

"El Estado no nos deja aconsejar a la sociedad. Temen nuestro trabajo", añade.

Aunque se sienta "atrapada" por lo que ocurre en su país, Hasan destaca que ha sido su decisión el permanecer en Egipto: sabía que podía acabar en la "lista negra", tuvo la oportunidad de huir, pero optó finalmente por quedarse en la tierra que le vio nacer.

"El mensaje (del Gobierno) es claro, pero nosotros seguiremos haciendo frente a todas las presiones, y por eso nos quedamos en Egipto", asegura.

En el país del los faraones, "la situación de las mujeres sigue siendo un problema", debido a todas las trabas que existen en "una sociedad muy conservadora y que manda mensajes patriarcales".

A pesar de todas las dificultades, el equipo de Hasan no duda en seguir alzando la voz para que no acallen las voces de las mujeres egipcias.

Por otra parte, la activista cree que más personas se harán oír pronto: "El país está sufriendo un colapso" porque "la gente no puede seguir viviendo así", afirma de manera rotunda.

La crisis económica que asola el país, la inseguridad -una filial del Estado Islámico se ha hecho fuerte en la península del Sinaí (noreste)- y el cierre progresivo de todos los espacios públicos son algunas de las razones que, en su opinión, harán colapsar Egipto, seis años después de la revuelta de 2011.