Publicada en El Periódico el día 19 de mayo

#acampados

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Se trata de un movimiento heterogéneo, pero se pueden trazar varios perfiles: jóvenes que se estrenan en la protesta, intelectuales antisistema, activistas, veteranos sindicalistas... En común tienen sobre todo esa ya recurrente indignación que les da nombre. 

GLORIA. 32 AÑOS, SECRETARIA

"Siempre me muevo, pero esto está siendo lo más interesante"

Las manifestaciones de estos días en toda España gozan de la ventaja de la transversalidad, si bien entre los congregados existen lo que se podría definir comoexpertosen la organización de amplias protestas ciudadanas. Personas como Ada Colau, una de las portavoces de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, joven pero con una larga trayectoria en la organización de protestas contra la globalización y protagonista del rechazo a cumbres como la de la ministros de vivienda de la UE, que tenía que celebrarse en Barcelona en el 2006. Mujeres como Anna Mateu, que recuerda«mil luchas, antiglobalización, por la escuela pública...» y que ha militado en Revolta Global. También acudió ayer a plaza Cataluña Esther Vivas, que en las elecciones catalanas fue cabeza de lista del movimiento revolucionario e independentista Des de Baix.

Perfiles como el de Gloria, quien en Madrid proclama:«Me movilizo por todo, por la vivienda, contra la guerra...»Se define como una mujer comprometida. Y por ello ayer hacía bandera de su presencia«en todas las manifestaciones desde el domingo» pese a que no ha llegado a dormir en la Puerta del Sol. Su motivación básica es«la lucha contra el bipartidismo».Y desde su experiencia a la hora de salir a la calle por varias causas, ayer se mostraba absolutamente convencida de que«lo que está pasando en Madrid esta siendo lo más interesante de los últimos tiempos».

A Gloria, como a Esther o a Anna o a Ada las une, además de su condición de mujer, una experiencia organizativa y, junto a ello, como afirmaba ayer Ada Colau, la capacidad de sorprenderse:«No me esperaba esto, se está extendiendo y con gente a la que los esquemas clásicos no la definen».Para Colau, además,«el nivel de los debates desmiente el riesgo de caer en populismos».

JOSÉ. 23 AÑOS, TRABAJADOR PRECARIO

"Si no salimos a la calle, los políticos no moverán un dedo"

Trabaja de recepcionista en un centro deportivo. No es ni mucho menos el trabajo de su vida. Y su sueldo no le permite dejar de vivir con sus padres.«No veo la manera económica de hacerlo», se lamenta. Es la primera vez que se moviliza por una causa, y a fe que lo hace, porque ayer en la plaza Catalunya de Barcelona ayudaba a todos en lo que fuera necesario, desde repartir folletos a preparar reuniones.«Cada cual hace lo que puede», explica. A la hora de poner nombre y apellidos a su indignación, José habla de«la corrupción, la crisis, los sueldos altos de los políticos...».Está convencido de que«si no salimos a la calle, los políticos no moverán un dedo».Nunca ha militado en ningún sindicato ni fuerza política porque cree que«está todo corrompido y vendido».¿A quién?«A los bancos», contesta enseguida.

José representa el perfil de jóvenes que esta semana están tomando por primera vez la decisión de protestar en la calle durante días. Como Davinia, de 21 años, estudiante valenciana de Inglés y Clásicas.«Vi por twitter la convocatoria de la acampada, les dije a mis compañeras de piso si querían venir, y acudí sola». Se autodefine de izquierdas, pero no radical, y está convencida de que a sus padres no les gustará nada que se haya manifestado. «Pero hay que salir a la calle porque los políticos hacen lo que quieren sin tener en cuenta al pueblo».Davinia, de 21 años, se gana la vida trabajando en verano para poderse pagar, en parte, los estudios universitarios. Sus padres aportan el resto. Junto a ella, Alberto, estudiante de Información y Documentación, de 26 años, también acudió solo a la plaza de Catalunya.«Es la primera vez que me muevo, tuve claro que era el momento de actuar y no quedarse ante el monitor».Alberto, Davinia y José quieren seguir acampados en Barcelona. No ponen fecha final a su indignación.

JUAN. 62 AÑOS, PROFESOR DE ARQUITECTURA

"Lo más interesante es que se generan opiniones diversas"

Ayer en la plaza de Catalunya uno de los corrillos de debate más fácilmente identificables era el de los jóvenes que lideraban la protesta y la organización de la acampada, junto a ciudadanos de mediana edad que trataban de aportar un contexto intelectual o académico a la movilización.

En Madrid, en la cúpula de la parada de metro de Sol, se improvisó un panel en el que se colgaban carteles con mensajes. Juan, profesor universitario de Arquitectura, mostraba su rabia:«Políticos, solo sueñan con su retiro cómodo después de dejarlo todo podrido».Juan explicaba que su apoyo a la concentración nació de la convicción de que «hacía falta algo así».Para él, lo más preciado de este movimiento«es que se están generando opiniones diversas».Y es que este académico admite su alergia a que«las personas se posicionen unívocamente detrás de un solo lema».Y añade que otro ingrediente que hace a estos colectivos una novedad valiosa consiste en que«la participación se lleva a cabo con críticas no partidistas».Su intención es seguir acudiendo a ver cómo evolucionan las concentraciones.

Como Juan, otros académicos no esconden su satisfacción intelectual con las acampadas. Entre ellos, el líder de Justícia i Pau, Arcadi Oliveres, que ya se manifestó el pasado domingo en primera fila. Oliveres coincide con Juan en que«es positivo que no exista un sustrato ideológico»único y unívoco, y que la indignación lleve por apellido«grupos ya consolidados como la lucha contra los desahucios, junto a otros, independientes de partidos y sindicatos».Oliveres ya ha sido invitado por los indignados a impartir una charla en el campamento del centro de Barcelona.«Iré encantado, la voluntad es muy buena, porque es autogestionada y las reivindicaciones son justas»,proclama.

JACINTO. 67 AÑOS, JUBILADO

"Los jóvenes llevan razón: el capitalismo es el problema"

Otros de los indignados más vistos durante estos días en las concentraciones de Madrid o Barcelona han sido los que se podría definir como viejos camaradas. Jubilados como Jacinto, de 67 años, con una larga trayectoria de lucha sindical a sus espaldas y que acuden, con los ojos iluminados y el verbo potente, a dar su apoyo a las nuevas generaciones.«Me he decidido a venir porque los jóvenes llevan toda la razón en sus reivindicaciones»,proclama Jacinto. A su lado, otro jubilado y exmilitante de CCOO, a gritos, arenga a un grupo de estudiantes, asombrados:«¿Quién se lleva las plusvalías? Los cuatro banqueros y capitalistas, coño, que no estamos en el meollo del asunto. ¿Cuantas plusvalías tiene la Telefónica y sigue despidiendo a la gente?».«¡Es la teoría de Marx!», apunta uno de los chavales, a los que su profesor del colegio de agentes comerciales llevó ayer a ver la movilización de Barcelona.

Jacinto ha militado en CCOO, en la UGT, en la Liga Comunista, en Bandera Roja... Y sigue teniendo claro que«el capitalismo es el problema».No faltó a la manifestación de sindicatos y agentes sociales del pasado día 14, tampoco a la del día siguiente, que inició el ciclo de movilizaciones de Democracia Real Ya. Y sus dos hijos también se movilizaron el domingo. La vida de Jacinto ha sido la de un trabajador puro y duro: en un torno, en el campo, en la construcción, de mecánico, en el puerto... Y en su comarca, el Baix Llobregat, vivió huelgas«muy sonadas»como la de Siemens. Sigue lúcido para proclamar sus tres principios: protestar, aunque no haya una definición clara y el movimiento sea heterogéneo, cambiar la ley electoral, y cuestionar el sistema financiero. Como él, estos días son muchos los veteranos que proclaman:«Tengo confianza en que la juventud despierte y mueva las cosas».