La educación superior

400 catalanes se ven forzados a estudiar fuera magisterio 'on line'

Estudiantes de tercer grado de Educación Primaria e Infantil, en un aula de la UB, en septiembre pasado.

Estudiantes de tercer grado de Educación Primaria e Infantil, en un aula de la UB, en septiembre pasado.

JORDI CASABELLA
BARCELONA

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Los grados oficiales de Educación Infantil y Educación Primaria que imparten las universidades virtuales de La Rioja y la Comunidad Valenciana -la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y la Universidad Internacional de Valencia (VIU), respectivamente- cuentan con una presencia creciente de estudiantes catalanes. Cerca de 400 alumnos residentes en Catalunya se hallan matriculados en uno de ambos centros ante la imposibilidad de poder cursar esas carreras en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), a la que, a finales del 2011, y por segundo año consecutivo, la Generalitat ha denegado la autorización para impartirlas.

Mientras la Secretaria d'Univer-sitats se opone, de momento, a dar vía libre a la petición de la UOC, la VIU anuncia ya un doble grado, de cinco años de duración, que dará acceso al título de graduado en Infantil y Primaria, para el curso 2012-2013. Y la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), la principal competidora de la UOC, mantiene en la récamara la posibilidad de poner en marcha el grado de Educación Infantil, cuyo plan de estudios ya ha sido aprobado internamente.

El director general d'Universitats, Lluís Jofre, argumenta que se está a la espera de las conclusiones de una comisión interuniversitaria que ha recibido el encargo de evaluar si en estudios como magisterio, que conducen al desempeño, fundamentalmente, de una única profesión y requieren ejercitar el trabajo en grupo o la manipulación de objetos o instrumentos, pueden cursarse a distancia con suficientes garantías.

DEMANDA DE EMPLEO / Jofre también aduce que «en estudios tan profesionalizadores es bueno que la oferta guarde relación con la demanda real», algo que en este caso, dice, no está nada claro. Y, en tercer lugar, se sirve de las penurias presupuestarias para justificar que los estudios todavía no hayan recibido luz verde. Idéntica argumentación es válida para explicar las razones por las que la UOC tampoco ha sido autorizada a ofrecer el grado de Enfermería que reclamaba.

Para Carles Sigalés, director de los estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, existen «reticencias y prejuicios» que obedecen «al desconocimiento sobre la capacidad de interactuar a través de la enseñanza virtual». «No hemos dicho nunca que en magisterio no sea necesario tener contacto con las aulas», añade.

De hecho, la UNIR exige a los estudiantes de sus dos grados educativos que completen 36 créditos de prácticas obligatorias para obtener el título y la VIU, 42. O lo que es lo mismo: algo más de medio curso académico de los cuatro de los que constan las titulaciones de grado. El periodo de prácticas es solo ligeramente inferior al que requieren los planes de estudios de buena parte de las nueve universidades presenciales catalanas que cuentan con esas carreras en su programación.

Sigalés defiende que en un horizonte próximo «una oleada de jubilaciones y el mantenimiento de la demanda» generan expectativas de trabajo y que, en cualquier caso, la oferta de la UOC no entra en competencia con la de las universidades presenciales, porque la mayoría de alumnos que optan por los estudios virtuales no acaban estudiando en ellas. Y al final, vuelve al principio: «Hay un lobi entre el profesorado encargado de la formación que sostiene que magisterio no puede hacerse de forma virtual».

COINCIDENCIA/ Jofre y Sigalés se muestran, no obstante, dispuestos a buscar acuerdos que permitan poner en marcha un grado semipresencial, que la UOC pueda programar de la mano de una universidad que ya imparta magisterio. «Es más sensato colaborar», dice le primero. «Estamos dispuestos a hacerlo con otros», admite el segundo.

La rectora de la UOC, Imma Tubella, sostiene que las consecuencias de la negativa recibida son relevantes, no solo desde la perspectiva de que los enseñantes que se harán con la titulación fuera de Catalunya no habrán tenido necesidad de demostrar que dominan el catalán, sino por el impacto sobre la institución que dirige. «Lo ocurrido limita la proyección internacional de esta universidad». «El mundo necesita millones de maestros. México nos ha pedido esa titulación en castellano. El ministro de Exteriores de Congo-Brazaville quiere que formemos enseñantes en su país, pero si no lo podemos hacer aquí, poca credibilidad tendremos para poder hacerlo allí», lamenta Tubella.