La oposición a los recortes de Salut

300 insumisos catalanes certifican que no pagan el euro por receta

Francesc Gallemí, uno de los primeros insumisos contra el euro por receta, el pasado 18 de junio, en una farmacia de Barcelona.

Francesc Gallemí, uno de los primeros insumisos contra el euro por receta, el pasado 18 de junio, en una farmacia de Barcelona.

ÀNGELS GALLARDO
BARCELONA

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Los farmacéuticos catalanes son desde hace un mes involuntarios psicoterapeutas de ciudadanos que descargan sobre su mostrador toda la angustia que acumulan a consecuencia de la crisis, y que algunos han condensado en la negativa a pagar un euro por cada fármaco recetado en el centro de asistencia primaria (CAP) que se llevan a casa. Desde que esta tasa catalana entró en vigor el 23 de junio, unas 300 personas han firmado un certificado en el que declaran su decisión de no cumplir con ese pago. Estos insumisos, que suponen el 0,031% de la población obligada a pagar, han dejado de abonar el euro al adquirir 572 medicamentos. Es decir, han firmado 572 certificados.

«Mire, señor, soy su vecino, vivo aquí en la calle Marià Aguiló, pago 340 euros de alquiler por mi piso, cobro 730 de pensión y he de comer todo el mes. Si le doy un euro por cada medicamento que me llevo, ¿qué me queda?» La escena, habitual, ha ocurrido esta semana en una farmacia situada en el barrio del Poblenou, de Barcelona. El farmacéutico titular le ofreció el certificado de negativa y el vecino la firmó. La circunstancia fue similar a la de uno de los primeros pensionistas que anunciaron su negativa a pagar esta tasa, Francesc Gallemí, de 66 años, que el pasado 3 de julio declaró a EL PERIÓDICO: «Yo no pago el euro». Gallemí es superviviente de un infarto y toma una decena de pastillas diarias.

Y FALTA EL COPAGO / A esta situación se sumará el próximo mes la aplicación en Catalunya del copago estatal por consumo de fármacos, ahora pospuesto por motivos técnicos pero no suprimido. La Conselleria de Salut -que aplica con el cobro del euro un decreto ley aprobado en el Parlament de Catalunya- ve esta negativa como una posición sin futuro. «Quien ahora se niega a pagar el euro por receta acabará abonándolo, porque la ley está en vigor y hay que cumplirla», afirmó ayer Antoni Gilabert, responsable de Farmacia en el Servei Català de la Salut (CatSalut). «Si una mayoría de ciudadanos paga una tasa obligatoria, la Administración, por justicia social, ha de conseguir que todos la paguen -añadió-. De no ser así, la gente dejaría de pagar impuestos».

En la primera semana de vigencia de esta tasa, entre el 23 y el 30 de junio pasados, la Generalitat recaudó por este concepto 1.823.129 euros. Dado que en el 2012 el cobro del euro se ha iniciado a mediados de año, Salut espera obtener este año 36 millones de euros.

NO SE LLEVAN LOS FÁRMACOS / Las 300 personas identificadas como insumisas del euro por receta no son todas las que se han negado a abonar la tasa, pero sí son las que, a pesar de no pagarla, recibieron los medicamentos que solicitaban. Otro centenar de individuos, según cálculos aproximados, se negaron a pagar el euro y rehusaron firmar el certificado que los identifica como deudores, por lo que se fueron a casa sin los fármacos que buscaban. En general, los productos que se han dejado de dispensar por esta causa no son fármacos imprescindibles para la salud, aseguró Gilabert. «Analgésicos, antimigrañosos o cremas calmantes», puso como ejemplo de lo que se dejó de adquirir. «De hecho, la tasa del euro por receta pretendía ser un tíquet moderador del consumo, y, a medio plazo, algo se ha de notar en esa dirección», dijo Gilabert. «Nos preocuparía más que se redujera el consumo de insulinas o de otros medicamentos fundamentales», concluyó.

El CatSalut no ha decidido aún de qué forma cobrará los euros adeudados por quienes han firmado los certificados, pero lo más probable, explicó Gilabert, es que se aplique el protocolo que se activa cuando un ciudadano deja de pagar cualquier impuesto. En primer lugar, recibirán una notificaciónamistosa, recordando la deuda contraída con la Administración. Si no tiene efecto, una segunda carta, «de apremio» y con el recargo correspondiente, insistirá en el tema. «Hay que tener en cuenta que estamos hablando de cantidades muy pequeñas, y no conviene sacar las cosas de contexto», apuntó Gilabert, convencido de que todos acabarán pagando el euro.

La mayoría de las personas que han certificado que no pagarán el euro adquirieron uno o dos productos. La inmensa mayoría de los ancianos muy medicalizados, aquellos que consumen de forma continua ocho o diez fármacos diarios, están cumpliendo con la tasa del euro, aseguran fuentes de Salut. Los pensionistas que perciben pensiones no contributivas o la renta mínima de inserción están exentos del pago. En total, 127.000 ciudadanos de Catalunya no están obligados a abonar la tasa. Otros 800.000 alcanzarán cada año los 61 euros máximos de pago previsto, a causa del elevado consumo de fármacos que deben tomar a diario, y de forma indefinida.