Las protestas 2.0

Generación Tahrir

La revolución egipcia es un referente de las protestas de Madrid y BCN. Los manifestantes son tan diversos como sus propuestas

JORDI NIERGA /ALBA G. LAGUNA
BARCELONA / MADRID

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Toda movilización, incluso la más espontánea y asamblearia, necesita sus símbolos. Y pulsando el ánimo de muchos de los manifestantes que ocuparon de nuevo el centro de Madrid y Barcelona, el referente, o uno de ellos, era la plaza Tahrir de El Cairo, que hace unos meses se convirtió en el epicentro de unas revueltas populares que, sin descanso, acabaron con el viejo régimen de Mubarak.

Aquí, com a Egipte, resistim fins a la victòriaera el lema de un panfleto adherido a una farola de la plaza de Catalunya. Iván, un joven estudiante ruso que se unió a las asambleas de la plaza, veía en Egipto un ejemplo«porque ver cómo se luchaba pacíficamente allí es un motivo de inspiración».Otra cosa, añadía, es que la sociedad egipcia tenía un objetivo claro, que era la caída del régimen, «y aquí falta una hoja de ruta»que, a juicio de este joven, podría ser«acabar con el bipartidismo y regular el sistema financiero».Eva, otra manifestante, de 50 años, ve en Egipto y en las protestas de estos días«un claro reflejo de que la humanidad está cambiando».Más allá de ello, los acentos en la plaza de Catalunya ayer fueron casi tantos como las 300 personas que se concentraron durante la tarde y la noche. Y es que como explicaba Xavier, estudiante de Telecomunicaciones, mientras se sucedían a su lado las asambleas y los discursos,«se ha decidido que no habría manifiestos»y que cada cual podría hacer sus pancartas con protestas.

Los nexos

También Madrid, con varios centenares de manifestantes, notó aires egipcios. Alfonso, de 34 años, recordó dos similitudes:«Allí como aquí las redes sociales fueron clave, y allí como aquí al principio la multitud tampoco estaba organizada».Daniel, de 28 años, llevaba todo lo necesario para acampar en la Puerta del Sol, y afirmaba:«Las revueltas árabes han servido de inspiración, sí. La gente está muy quemada y muy desesperanzada. Y aquí, como en Egipto, también podemos lograr cambios».Mario, de 29 años y colaborador de una oenegé de apoyo a los inmigrantes, cree que como en El Cairo el movimiento iniciado«es imparable» y recuerda que las redes sociales son una palanca adicional respecto a otras manifestaciones de años atrás, como las protestas contra la guerra de Irak.

Una concentración, la de Madrid, que se desplegó en solidaridad con el desalojo que sucedió la madrugada del lunes al martes. Elia, de 28 años, destaca que por fin haya movilización social.«Estoy contenta porque ha venido mucha gente, por la rabia e indignación, por no poder pagar la hipoteca y porque la presión en el trabajo es muy alta»,proclamaba.

La indignación, este era el hilo conductor que unía ayer a los concentrados en las protestas de las ciudades de España. A partir de ahí, como explicaba el joven Helliot, un parado asistente a la convocatoria de Barcelona,«cada uno tiene sus propuestas».