CONTROL MATUTINO EN SANT FELIU DE LLOBREGAT

En busca de colillas

En la calle 8 La inspectora Montse del Campo saluda a dos fumadores, apostados ante la puerta del bar El Café, de Sant Feliu de Llobregat, ayer.

En la calle 8 La inspectora Montse del Campo saluda a dos fumadores, apostados ante la puerta del bar El Café, de Sant Feliu de Llobregat, ayer.

M. J. I.
BARCELONA

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Entra en el local con una gran sonrisa y saluda con calidez a camareros y clientes. Carpeta en mano y paso decidido. Tras ella, una estela de periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión. Los parroquianos se quedan, cuando menos, expectantes. Algunos, intimidados, dan un paso atrás. Montse del Campo, farmacéutica de formación e inspectora de profesión, los tranquiliza:«Es por lo de la ley del tabaco»,les dice.

En una mañana en que los comentarios del café con leche versan sobre el frío intenso que hace fuera -el termómetro marca 3 grados en el exterior- y sobre el eclipse de sol que todas las cadenas televisivas anuncian machaconamente, la presencia de la joven funcionaria y su séquito de informadores pilla a todos por sorpresa. En poco más de una hora, Del Campo habrá visitado cuatro establecimientos del centro de Sant Feliu de Llobregat (Baix Llobregat) para comprobar si se han adaptado ya a la nueva normativa, en vigor desde el pasado domingo.

«En líneas generales, la norma se está aplicando de forma bastante correcta, aunque hay que ir corrigiendo pequeños problemas de señalización»,indica la inspectora.

La misión de los trabajadores de la Agència de Protecció de la Salut consiste en«supervisar la rotulación, confirmar que las zonas exclusivas para fumadores o cubículos han sido debidamente eliminados y, más adelante, confirmar las denuncias ciudadanas que vayan llegando»,explica Esteve Saltó, responsable del Programa contra el Tabaquismo de la Conselleria de Salut. Aunque estos primeros días los agentes se dedican a informar, casi en exclusiva, sobre los nuevos criterios de la ley, está previsto que dentro de unas semanas el tabaco forme parte del protocolo general de las visitas. Solo el lunes, primer día de la campaña, se realizaron 130 controles, informa Saltó.

Rótulos fuera

Nada más entrar en la Cervecería Free, la inspectora Del Campo echa un vistazo global. Ni rastro de ceniceros en las mesas, ni colillas por el suelo. Tampoco huele a humo. David Jiménez, camarero del establecimiento -situado en la calle de la Església de Sant Feliu-, retiró los recipientes«el lunes por la mañana, nada más abrir el bar».También hizo desaparecer de inmediato el cartel que hasta ese día autorizaba a fumar en el interior del local, pero aún no ha colocado el rótulo que debería prohibir, de forma explícita, el consumo de tabaco.

La agente de Salut le hace una advertencia: tiene que ponerlo cuanto antes y en un lugar bien visible.«De momento, no habrá sanción»,le explica. «Si es que, entre las fiestas navideñas y unas cosas y otras, todavía no hemos tenido tiempo de colgar la pegatina en la puerta...»,argumenta el empleado del bar.

Tampoco habrá multa para el bar El Café, donde Nora -«a mí no me hagáis muchas fotos, por favor»- no solo ha quitado de circulación el viejo cartel tolerante, sino que también se ha ocupado de colocar el indicador de prohibición en la entrada acristalada.«¿Y el mando a distancia de la máquina de tabaco?»,pregunta la inspectora. Nora lo saca de detrás de la barra y se lo muestra. Todo correcto. El dispositivo que activa la expendedora no debe estar al alcance de la clientela.

Faltas leves

En esta gélida mañana de martes, a Montse del Campo le toca verificar si los bares del centro histórico de Sant Feliu de Llobregat cumplen con los requisitos de venta, consumo y rotulación establecidos en la ley del tabaco. Solo ha habido vulneraciones de poca consideración en el tercer capítulo, el de las señales. La inspectora, que ha tenido una primera hora de jornada laboral relativamente plácida -solo alterada por las preguntas insistentes de los periodistas que la acompañan-, asegura disfrutar con su trabajo. Como Sant Feliu forma parte de su ruta habitual, los dueños de los cafés la saludan con cordialidad.«Esta parte de mi trabajo tiene una componente de trato humano muy satisfactoria»,cuenta la joven.