MUERTE EN EXTRAÑAS CIRCUNSTANCIAS DE UNA FAMILIA

El enigma de Serinyà

Los investigadores sospechan que los padres mataron a su hijo autista antes de suicidarse

LLUÏSA FUENTES
SERINYÀ

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La investigación sigue abierta y el caso está bajo secreto de sumario. El hermetismo de los investigadores sobre las extrañas circunstancias de la muerte de una familia de Serinyà (Pla de l'Estany) es total. Los Mossos d'Esquadra no descartan ninguna hipótesis, pero la que ha tomado más fuerza en las últimas horas es la de que el matrimonio, de unos 70 años y de origen holandés, se suicidó tirándose al río Fluvià después de haber matado a su hijo, de 33 años, que sufría autismo. Lo que continúa siendo una incógnita son los motivos que llevaron a este trágico desenlace.

Los vecinos del Pla de Martís, en Serinyà -donde está situado el Mas Cadavall, la casa de turismo rural que regentaba la familia Van Arkel-no dan crédito a la principal hipótesis policial. Los que más les conocían aseguran que vivían volcados en el cuidado de su hijo.

Este fue encontrado el viernes por la tarde en la bañera de la casa con unos cortes en las venas. Los investigadores sospechan que o bien se los hicieron los padres, o bien le indujeron a hacérselos. Un indicio importante que hace sospechar a los Mossos que se trató de un homicidio es que en el coche del matrimonio apareció sangre. Así, lo que en un principio parecía un suicidio colectivo pasó a tener visos de ser un homicidio, el del hijo, y un suicidio doble, el de los padres. Los investigadores analizan las cartas de despedida que la pareja dejó escritas en la casa, en las que anunciaban que se iban a suicidar tirándose al río. También están pendientes del resultado de las autopsias que deberán determinar las causas exactas de las tres muertes.

Cogidos de la mano

Los cadáveres de los padres aparecieron el día de Navidad. Los encontraron los equipos de submarinistas de los Mossos y los bomberos, después de rastrear durante varias horas la presa de Esponellà, cerca de donde se halló el vehículo que la pareja usó para desplazarse desde el Mas Cadavall hasta el río Fluvià. Los cuerpos, según los bomberos, se encontraban a unos cuatro metros de profundidad, llevaban unas mochilas con peso para facilitar el hundimiento y estaban cogidos de la mano.

Los vecinos estaban ayer atónitos por este trágico suceso en unas fechas tan señaladas. «Aún estamos impactados -relataba Silvia Galià, que vive a pocos metros del Mas Cadavall-. Hans y Marian querían mucho a su hijo. Alguna vez les oí decir que sin él no podrían vivir». Les cuesta creer que hayan podido matar a su hijo y suicidarse. «Eran buena gente», explicaba Joaquim Roca, un vecino que acostumbra a ir de paseo por la zona en busca de setas y espárragos.

Entorno idílico

El Mas Cadavall está situado en un entorno natural idílico. Es una casa muy cuidada y rodeada de prados verdes. «Es la más sencilla y preciosa de la zona», decía Galià. Ayer seguía precintada por los Mossos y habitada únicamente por el perro de la familia y algunas gallinas. Esta vecina explicó también que a veces el matrimonio se quejaba de que el negocio de turismo rural no les iba tan bien como querían, pero no dependían de él porque tenían ingresos procedentes de Holanda. La familia Van Arkel vivía en el Mas Cadavall desde hace 15 años. La mujer tenía dos hijos más de una anterior relación, que no residían con ella en Serinyà.

Los vecinos definían ayer a Marian como una persona muy activa, que acostumbraba a ir a nadar al Club Natació Banyoles. Al hombre se le veía a menudo jugando al ajedrez en Banyoles. El hijo también iba durante la semana a un centro especial de trabajo para personas con disminuciones psíquicas de la capital del Pla de l'Estany.