Una lacra social

Podría ser su vecino

Los asesinos de mujeres no están enfermos, atacan al ver que pierden el poder sobre ellas

Conmemoración 8 El Día contra la Violencia de Género en Madrid.

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FIDEL MASREAL
BARCELONA

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Lo peor de los doce asesinos que han acabado con la vida de doce mujeres y dos niños este año en Catalunya no solo es lo que han hecho sino que se trata, a la vista de sus perfiles personales, de personas absolutamente normales. Como se recuerda a menudo en el ámbito de la psiquiatría, existen patologías psíquicas, trastornos de personalidad o dependencia de las drogas. Pero también existen las malas personas. En este caso, machistas. Esto es lo que probablemente constate el estudio criminológico encargado por el Gobierno sobre el perfil del asesino.

Y es que a la vista de los datos policiales sobre los doce asesinos, Alba Garcia, responsable del programa contra la violencia machista de la Conselleria d'Interior, concluye que «excepto en un caso, ninguno de ellos tenía ningún tipo de patología ni adicción destacable. Se trata de hombres jóvenes -cuya media de edad es de 38 años-, la mitad de los cuales son de origen extranjero». Como al resto de agresores les une una característica, que recuerda Garcia: «Son machistas, usan la violencia para someter y controlar a las mujeres y hacer que no salgan del camino trazado por ellos».

Antecedentes

La clave es esta: esta manera de entender la relación entre hombres y mujeres de forma desigual sí que es una señal, un indicio. Por ello, Garcia reitera la necesidad de desactivar la violencia cuanto antes.

Un indicador siempre útil, como explica el catedrático de psicología clínica Enrique Echeburúa, es que a menudo el asesino ha ejercido la violencia con una pareja anterior. «Si este hombre ha visto que con anteriores relaciones el uso de la violencia psíquica o física le ha servido para obtener el beneficio de someter a la mujer, la conducta ha quedado gratificada y con el tiempo puede llevarle a cometer una violencia desaforada», describe Echeburúa.

Pero, ¿qué lleva a dar el paso definitivo del asesinato? Para Ismael Loinaz, criminólogo e investigador de la Universidad del País Vasco, se trata de «una tensión que se va acumulando y que explota cuando la mujer inicia un trámite de separación o se genera una disputa familiar o por motivos económicos».

En palabras de Echeburúa, un machista «vive como una mutilación el hecho de que su mujer decida dejarle», porque concibe a la pareja como una propiedad. Entonces se ve afectada de forma grave una autoestima que siempre tiende a ser muy baja, en estos hombres. «Mi impresión personal, además, y sin justificar ni atenuar en ningún caso la gravedad de los hechos, es que la situación pesimista generalizada que vivimos puede afectar a las relaciones y desencadenar en estos hombres una salida más negativa que en épocas de prosperidad económica», opina Alba Garcia.

Una prueba definitiva de que se trata de personas perfectamente conscientes de lo que hacen es el alto porcentaje de suicidios e intentos de suicidio tras cometer el asesinato, casi del 40% en toda España. «Tienen interiorizados los valores sociales, saben que lo que están haciendo está muy mal y son conscientes del reproche social y penal de su conducta. Cuanto más normal sea el individuo, más probabilidades tiene de suicidarse», constata Echeburúa.