EL IMPACTO DE LA LEY EN LA CALLE

¿Podré fumar aquí?

Bajo la lluvia 8 Un grupo de fumadores, ayer, en una calle de Barcelona.

Bajo la lluvia 8 Un grupo de fumadores, ayer, en una calle de Barcelona.

ALBA PEÑA
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Se sabe cuándo pero no cómo. La fecha en que se pondrá en marcha la nueva ley del tabaco ya está decidida (el 2 de enero) y es conocida en la calle, pero sí hay cierta confusión sobre las restricciones que comportará una vez entre en funcionamiento. Los ciudadanos saben que tras las campanadas de Año Nuevo entra en vigor el nuevo texto y que, por tanto, se avecinan restricciones, pero la mayoría no tiene tan claro cuáles son exactamente estas prohibiciones. Mientras el Congreso ya ha aprobado el texto definitivo de esta nueva ley, y cuando faltan menos de dos semanas para que se aplique en todas las comunidades autónomas, parece ser que en la calle pueden darse situaciones de sorpresa.

«A mí me gustaría saber a qué distancia tengo que estar de las puertas de hospitales para poder fumar», dice Idris Pineda. Idris es fumadora desde hace muchos años y, aunque ayer saboreaba un cigarillo en un bar con unas amigas, tiene dudas sobre los sitios en los que podrá fumar a partir del mes de enero. Como ella, muchos ciudadanos aseguran que las prohibiciones en el espacio público conllevarán situaciones inciertas. Alba Ruiz, por ejemplo, también fumadora, tiene algunas dudas. «¿Qué pasa por ejemplo si en una misma calle hay un colegio y un hospital?».

Las dudas son muchas y muy diversas, aunque sí es cierto en cambio que la experiencia de la ley que la precede, la del 2005, parece que ha contribuido a que ciertos detalles estén, a día de hoy, perfectamente asumidos. Sobre todo por los fumadores. María Montero, por ejemplo, tiene muy caro que el cigarrillo con el que ayer acompañaba una cerveza en un bar ya no se lo podrá fumar. En cambio, asegura: «Tengo muchas dudas sobre los espacios públicos abiertos, como son los parques o los alrededores de los colegios, porque no sé exactamente dónde se puede y dónde no se puede fumar».

Dos perfiles muy claros

Esta fina línea entre espacios públicos cerrados y abiertos, quizá también la parte de la norma más novedosa, es la que conforma dos posturas diferentes. Hay gente que siente que la nueva norma será excesivamente restrictiva y la interpreta con mucha severidad. Teresa Guerrero, por ejemplo, es tajante: «No podré fumar en casi ningún sitio». Aunque asegura que su hábito no está reñido con la nueva norma: «Encontraré la manera de seguir fumando», añade. Al lado de esta postura extrema hay otro grupo, en cambio, que hace una interpretación más laxa de la nueva ley y no imaginan cómo afectará la nueva norma a muchos espacios públicos. «Sabía que la ley vetaría fumar en muchos espacios públicos, pero no tenía ni idea de que eso afecta también a las puertas de los hospitales», añade en este sentido Laia Carbonell.

Opiniones favorables

Pese a la disparidad de interpretaciones parece ser que hay un aspecto en el cual casi todo el mundo está de acuerdo: el apoyo a la norma. «Cuando esté en un bar o restaurante saldré a la calle a fumar, no pasa nada», afirma Cristina Pujalte. Incluso hay muchos que se plantean esta reforma de la ley del tabaco como una oportunidad para cumplir aquella promesa que se hacen todos los años y que nunca convierten en realidad: «Entre el dinero que cuesta y la entrada en vigor de la nueva ley quien sabe, quizá aprovecho por fin para dejar de fumar», dice Mariano Ruiz. Propósito de año nuevo.