GEOLOGÍA

Un temblor de magnitud 3,6 alarma a Girona

El epicentro se situó en Caldes de Malavella y no causó daños

FERRAN COSCULLUELA
GIRONA

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Un terremoto de magnitud 3,6 en la escala de Richter sobresaltó sobre las siete de la mañana de ayer a numerosos vecinos de las comarcas de Girona, aunque no hubo que lamentar daños materiales, según confirmaron fuentes de los Bombers de la Generalitat. «El único aviso destacable que hemos recibido ha sido el de unos particulares de Tordera que nos han comunicado que el temblor había movido algunas baldosas de la terraza», explicó una portavoz. No obstante, el movimiento sísmico, cuyo epicentro se situó en Caldes de Malavella (Selva), sí alarmó a numerosos habitantes de esta población. «Lo he notado porque en ese momento estaba despierto. Ha sido un temblor muy fuerte que incluso ha movido levemente las paredes. He llamado inmediatamente a la policía local porque temía que pudiera tratarse de algún accidente, como la explosión de butano que ocurrió en el pueblo hace ya muchos años. Los agentes han realizado una ronda de vigilancia y han comprobado que no había daños, aunque muchos vecinos han llamado para informarse de lo que había sucedido», explicó el alcalde, Joan Colomer. Otra de las poblaciones en las que el seísmo originó unos momentos de alarma fue Llagostera (Gironès), situada a unos 7 kilómetros del epicentro. El alcalde, Fermí Santamaria, precisó que en ese momento se hallaba en su domicilio. «He oído que se movían las puertas, como si hubiera un fuerte vendaval, y he oído mucho ruido. Era como si hubiera habido una explosión y la onda expansiva hubiera movido las puertas. El jefe de la policía me ha dicho que había bastante gente que lo había notado y que a algunos vecinos incluso se les habían movido los muebles», declaró.

A 60 KILÓMETROS DE DISTANCIA/ El temblor incluso llegó a notarse en poblaciones bastante alejadas del epicentro, como en Figueres (Alt Empordà), situada a 60 kilómetros de Caldes. «Eran las siete y nueve minutos de la mañana. He notado que la cama temblaba durante unos cinco segundos. Desde el primer momento he pensado que se trataba de un terremoto», narró Míriam, una vecina de la capital ampurdanesa.