El recibimiento en Barcelona

...y los pitos

Los detractores del Papa se dejaron ver poco en el primer día del Pontífice en BCN Unos 40 miembros de la CGT cortaron la Via Laietana dos horas

El incidente 8 Un vecino de la plaza de la catedral con un cartel contra el Papa se encara con los fieles.

El incidente 8 Un vecino de la plaza de la catedral con un cartel contra el Papa se encara con los fieles.

C. M. / R. J. D. P.
BARCELONA

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Los cerca de 40 miembros de la CGT que ayer se manifestaron en la plaza de la catedral en contra de la visita del Papa aún no salen de su asombro. Se habían citado a las tres de la tarde, cuando aún no habían comido. Portaban megáfono, unpapamóvil construido con un carrito de la compra,fantasde limón y un montón de consignas irreproducibles en horario infantil. El despliegue policial les obligó a abandonar la plaza y tuvieron que colocarse junto a la sede de Foment del Treball, frente a un Starbucks que deseó por un rato no haber alquilado nunca ese local. La policía autonómica cortó el tráfico entre Urquinaona y paseo de Colom. Eran solo 40 y apenas ocupaban medio carril bus, pero los agentes eran casi 100 y era algo incómodo gestionar el tema sin cerrar la calle.

Esta fue la mayor muestra de rechazo a la visita de Benedicto XVI durante el día de ayer, una jornada de alerta máxima para las fuerzas de seguridad, cuya entrega y afán por alejar el problema del templo convirtió una movilización minoritaria en una concentración en la que los periodistas también superaban en número a los manifestantes.

Disolución imposible

La pancarta de este combativo sindicato, que canturreó en dos ocasiones el mítico himno A las barricadas,eraNi Dios, ni Estado, ni Papa. Pasaban los minutos y la protesta rozó el surrealismo cuando los convocados empezaron a pedir un negociador«para poder resolver el secuestro».Sobre las 15.40 horas, uno de ellos preguntaba a un agente cómo debían disolverse, pero obtuvo el silencio por respuesta y siguieron bebiendo limonada y cantando. Daban la protesta por zanjada, pero, aunque parezca mentira, no les dejaban abandonar el cercado policial que les tenía rodeados.

A las 17.12, dos horas después, los miembros de la CGT empezaron a descender por la Via Laietana al tiempo que un centenar de mossos creaban un pasillo humano que desembocaba en la propia sede del sindicato. Todos para dentro,papamóvil incluido, y aquí no ha pasado nada. Solo 13 minutos después, cuando la Via Laietana seguía desierta, un vehículo salía de la calle de Ferran a toda velocidad en dirección a la plaza de Urquinaona. En el interior, elpresidentJosé Montilla intentaba pasar desapercibido. Instantes después, la policía catalana retiraba las vallas y esta arteria de Ciutat Vella volvía a la vida.

Por la tarde, en Sants, una docena de jóvenes del Casal Independentista de Sants realizaban un pasacalles hasta la plaza de Osca. Les acompañaba un muñeco al que bautizaron como San Pederastio y no llegaron a cortar ninguna calle. Su protesta, alejada de lazona cerode la visita papal, no atrajo la atención policial. Por la mañana, en el paseo de Lluís Companys, unas 400 personas participaron en un baile multitudinario contra el sida, acto que también sirvió como contrapartida al fervor vaticano.