CAMBIO DE PRIORIDADES EN EL EJECUTIVO

El Gobierno confina la ley de libertad religiosa

Zapatero se reunirá mañana 10 minutos con el Papa antes de despedirlo en El Prat

PILAR SANTOS
MADRID

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Varios miembros del Gobierno habían dado pistas durante los últimos meses, pero el ministro de Presidencia, Ramón Jáuregui, que es el nuevo encargado de las relaciones entre España y el Vaticano, lo confirmó apenas 24 horas antes de que el Papa aterrice en Santiago: el Ejecutivo no considera probable que la ley de libertad religiosa salga adelante esta legislatura. Varios partidos de izquierdas, como ERC e IU, consideran este anuncio una «concesión» y una «claudicación» ante la Iglesia.

La norma -en la que se debía incluir, entre otras cosas, la limitación del crucifijo en los espacios públicos- formaba parte del programa electoral del PSOE, que la empezó a orillar a finales de mayo. Aquel mes, en el que se registraron los más duros ataques contra el euro y José Luis Rodríguez Zapatero aprobó el tijeretazo, el Ejecutivo modificó su calendario de prioridades y privilegió las normas de carácter económico.

El frenazo a esta ley es aplaudido por la Iglesia, que considera que podría suponer una auténtica «persecución religiosa» [en palabras del portavoz de los prelados, Juan Antonio Martínez Camino]. El confinamiento de la iniciativa también ha dado un respiro a uno de los principales interlocutores españoles con el Vaticano, el embajador ante la Santa Sede, Francisco Vázquez, quien lo reconoció ayer en una entrevista en EL PERIÓDICO.

El secretario general de ERC, Joan Ridao, lamenta que Zapatero «renuncie a liberar el espacio público de la presencia de la religión» y que la Iglesia católica pueda seguir disfrutando de privilegios en el sector de la educación. El coordinador general de IU, Cayo Lara, incidió en las «presiones» procedentes de «la derecha política y religiosa» y la «claudicación» del PSOE ante el Vaticano.

ENCUENTRO DE CORTESÍA / La visita del Papa fue uno de los asuntos que se trató en el Consejo de Ministros. El portavoz y vicepresidente del Ejecutivo, Alfredo Pérez Rubalcaba, explicó ayer que el Pontífice estará acompañado «en todo momento» por miembros del Gobierno en Santiago de Compostela y en Barcelona, incluidas las eucaristías. Rubalcaba será el encargado de recibirle en la ciudad gallega y Zapatero le despedirá mañana en El Prat.

El presidente y los Reyes acudirán a la sala de autoridades del aeropuerto, donde se encontrarán con Benedicto XVI. Posteriormente, Juan Carlos y Sofía se reunirán a solas con él durante unos 10 minutos, un protocolo que repetirá después Zapatero. Según fuentes del Gobierno, es un encuentro de cortesía en el que no está previsto un orden del día. Entre los regalos que el Ejecutivo le entregará al Papa se incluye un cristal de la Real Fábrica de Cristales de La Granja (Segovia).