Tribuna

Benedicto XVI entre nosotros, palabra y gesto

Una pantalla gigante ante el templo de la Sagrada Família, ayer.

Una pantalla gigante ante el templo de la Sagrada Família, ayer.

Sebastià Taltavull
Obispo Auxiliar de Barcelona

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Es una satisfacción para nosotros poder recibir al Santo PadreBenedicto XVI en Barcelona. Una satisfacción que compartimos con innumerables ciudadanos que valoran la persona y la misión del sucesor dePedro.Nos sentimos como las primeras comunidades cristianas cuando eran visitadas por el apóstol que las había fundado y del que recibían ánimo y confirmación de la fe. Un gesto de comunión y de corresponsabilidad eclesial que nos ayuda a robustecer la fe que compartimos y a convertirla en vida en el corazón de nuestra convivencia humana, mientras nos acogemos con respeto y amor los unos a los otros.

La Iglesia es como una familia que se quiere, desea vivir unida y quiere dar también esa proyección al entorno secular en el que está presente. Por eso y por el eco positivo que esperamos de la visita del Santo Padre, la Iglesia quiere hacer extensiva la satisfacción por el acontecimiento y compartir todo el mensaje, hecho palabra y gesto, que vamos a recibir.

El gesto y la palabra son importantes cuando los amigos se encuentran, el gesto y la palabra hechos acogida también nos definen, muestran la calidad humana y espiritual que nos identifica y hacen que nos demos cuenta de la necesidad que tenemos los unos de los otros de escucharnos, dialogar, trabajar por unos objetivos que son por el bien de todos, de caminar juntos. La laicidad positiva nos compromete a lograr que nuestras ideas seculares y las convicciones religiosas sean un punto de encuentro para una convivencia que se caracteriza por su humanidad y por su carácter humanizador. Y nosotros, con humildad, queremos aportar la riqueza espiritual de la Palabra de Dios y de la larga tradición cristiana. Nunca tendrá sentido levantar muros en nuestras relaciones cívicas. Sí lo tendrá, y mucho, construir puentes de buen entendimiento que creen vínculos de amistad y comunión fraterna.

A todo este esfuerzo para construir en positivo, el papaBenedicto XVInos aporta el gesto de venir a visitarnos y la palabra que puede llenar de contenido nuestras convicciones. Dar razón de la esperanza, como nos pide el apóstolPedro,será una de las tareas nunca terminadas, porque tenemos que darla a menudo y no resulta siempre fácil. Sin embargo, los cristianos lo sabemos y toda la vida ha sido así cuando hemos querido que el espíritu del Evangelio impregnase nuestra vida personal y aportara elementos razonables para que la convivencia social sea más digna y humana.

En esta línea tenemos que agradecer, y mucho, el magisterio fecundo y actual queBenedicto XVInos ofrece prácticamente a diario, ya que es capaz de hacer miel de toda flor, profundizando en cualquier acontecimiento humano, poniéndose al lado de los que sufren, defendiendo los derechos de quienes son amenazados en su dignidad, ofreciendo la sabia síntesis entre la fe cristiana que hemos recibido como don y la razón que nos la explica, y hace que entremos en transparente comunicación con tantas personas que buscan y desean crear en común.

La palabra del Papa, palabra amorosa de padre y gesto que se dirige a todos sin exclusión, deberemos acogerla como algo que el Señor nos dice en este momento histórico por el bien de cada uno, de nuestra Iglesia que peregrina a Barcelona y de las otras iglesias, de nuestra y otras ciudades y pueblos, y de tantos y tantos hombres y mujeres que se muestren interesados. El mensaje es para todos, ¡hagamos de él buena noticia!