Una votación polémica

EEUU, pendiente del referendo de California sobre la marihuana

Un trabajador en la Clínica de Cannabis de San Francisco.

Un trabajador en la Clínica de Cannabis de San Francisco.

IDOYA NOAIN / Sonoma

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ann Lee es una mujer de 81 años, ferviente católica y republicana «de toda la vida», que durante mucho tiempo pensó que el cannabis era «la hierba del diablo». Hoy, en cambio, está segura de que «la prohibición no funciona», y de que «son las leyes las que han causado más daño que la marihuana». Por eso está trabajando en la sede central en Oakland de la Proposición 19, la iniciativa que se vota en referendo el martes en California y que sitúa al estado a las puertas de una revolución aún mayor que la que inició en 1996 al legalizar el uso medicinal de la maría. Si la 19 sale aprobada, California se convertirá en el primer territorio de Estados Unidos que legaliza y pone impuestos a la hierba. El resto del país y el mundo están atentos.

Concretamente, la Proposición 19 permitiría a cualquier individuo de más de 21 años poseer, compartir, procesar y transportar hasta 28,3 gramos de marihuana, y cultivar cannabis en un área de hasta 2,3 metros cuadrados. Además, dejaría en manos de los 58 condados y 478 ciudades del estado la decisión sobre si permitir o no el cultivo y la venta y, si deciden hacerlo, el establecimiento de regulaciones e impuestos.

EL 14% DEL CONSUMO NACIONAL / La aprobación, no obstante, está lejos de representar en la práctica un cambio inmediato, y el mayor obstáculo para que la propuesta llegue a convertirse en realidad está en Washington. El fiscal general de EEUU, Eric Holder, ya ha anunciado que, pase lo que pase en las urnas, el Gobierno federal seguirá aplicando las leyes antidroga en California, donde hoy se consume el 14% de la marihuana que se fuma en el país. Si gana el, no es arriesgado augurar una lucha en los tribunales entre el Gobierno federal y el californiano similar a la que desató el reciente intento de Arizona de legislar la inmigración antes de que lo hiciera el Congreso.

Las encuestas oscilan cada día entre la aprobación y el rechazo, y la incertidumbre sobre el resultado es otro reflejo de la división que siempre provoca el debate sobre la legalización de las drogas, que en el caso de California tiene elementos singulares. La iniciativa, por ejemplo, tiene lugar cuando al otro lado de la frontera, en México, el Gobierno de Felipe Calderón libra una feroz y costosa guerra contra la droga (que Washington apoya). Y se produce también cuando California pasa por una crisis -con un agujero en el presupuesto de 14.000 millones de euros- que haría bienvenido cualquier nuevo ingreso por impuestos.

Según los defensores de la iniciativa, tasar la marihuana -actualmente una industria de unos 10.000 millones de dólares en el estado- podría producir unos ingresos en las arcas públicas de 1.000 millones (aunque el precio actual del producto, hasta 2.200 euros el medio kilo, caería si aumentara la producción). Argumentan, asimismo, que la legalización serviría para empezar a corregir abusos del sistema, algunos derivados de la guerra contra las drogas que inició Richard Nixon.

750.000 DETENCIONES ANUALES / En un artículo en favor de la legalización, el filántropo George Soros asegura, como otros muchos, que esa guerra ha fracasado, y que a pesar de la inversión de miles de millones no ha impedido que el acceso a la marihuana sea más fácil que nunca. Soros critica que «las 750.000 detenciones anuales por posesión de pequeñas cantidades de marihuana representan más del 40% de todos los arrestos por drogas». Y denuncia -está probado- que en las detenciones y encarcelamientos se castiga más a las minorías, especialmente a los negros.

Otro de los argumentos de la campaña por ela la Proposición 19 es que la legalización en California supondría un mazazo para los cárteles mexicanos, que obtienen el 60% de sus ingresos del mercado ilegal de la marihuana en EEUU (según algunos estudios es entre el 15 y el 20%).

APOCALÍPTICOS / No lo creen así quienes se oponen a la iniciativa, como Kim Raney, vicepresidente de la Asociación de Jefes de Policía de California, que, sentado en un hotel de Los Ángeles, pinta un mundo apocalíptico, con «California convertida en el punto de distribución de marihuana de EEUU», lleno de «conductores drogados en las carreteras» y con «una generación de trabajadores impedidos». Raney aboga por «un debate nacional antes de dar un paso como este». Pase lo que pase el martes, el debate ya ha empezado.