MEDIOAMBIENTE

La montaña de Montserrat no se libra de los actos de vandalismo

Los responsables del parque natural alertan de los robos y destrozos

El parque natural de Montserrat.

El parque natural de Montserrat.

EL PERIÓDICO
BARCELONA

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La emblemática montaña de Montserrat, declarada en 1987 parque natural, no se libra de la acción de los vándalos. A la sustracción o derribo de señales indicadoras, de las que hay más de 200 dentro del perímetro del parque, se han añadido en los últimos tiempos el robo de unos paneles solares situados en lo alto de un pico que alimentaban una cámara que registraba en imágenes la recuperación de la colonia de halcones peregrinos o, hace solo unos días, la destrucción de un ecocontador, una placa metálica sepultada bajo tierra que registra el paso de los viandantes y que había quedado ligeramente al descubierto tras las últimas lluvias.

Jordi López Camps, presidente de la comisión ejecutiva del Patronat de la Muntanya de Montserrat, un organismo adscrito a la Conselleria de la Presidència, explicó ayer a la hora de hacer balance de la tarea realizada durante la última legislatura que el número de visitantes de Montserrat se ha estabilizado en torno a los 2,2 millones de personas anuales, el 65% de las cuales llegan al monasterio por carretera (en 20.000 autocares y 235.000 turismos) . Un 25% utiliza el tren cremallera y el 10% restante se vale del aéreo. Los seis ecocontadores que tratan de medir la afluencia de visitantes que transitan por los caminos que llevan hasta el santuario han registrado, por su lado, la presencia de 271.000 caminantes que ascendían o bajaban de la montaña a lo largo de dos años.

LA LABOR DEL PATRONATO / López enumeró, entre las actuaciones realizadas, un catálogo de más de 700 picos del macizo, al igual que un inventario de las 194 fuentes existentes, la consolidación de poblaciones de aves en peligro de extinción tras la regulación de la actividad de los escaladores y los estudios geológicos que se llevan a cabo para prevenir los deslizamientos de tierras que, en el 2008, por ejemplo, provocaron que durante dos meses no se pudiera acceder por carretera a Montserrat y cayera la afluencia de visitas.