El estigma del loco

¿Cree que los enfermos mentales crónicos son peligrosos? ¿Rechazaría alquilar su piso a uno de ellos? ¿Evitaría entrevistar a uno de ellos si le pidiese trabajo? Todavía son muchos los ciudadanos que contestan afirmativamente a alguna de estas preguntas. Para luchar contra estas percepciones, Catalunya contará por primera vez con una asociación pionera, la primera destinada exclusivamente a luchar contra algo tan intangible pero tan real como el estigma que marca a los enfermos mentales.

Las asociaciones de familiares y de afectados, los proveedores de servicios de salud mental y los principales hospitales unen esfuerzos, bajo el paraguas económico de las administraciones, para impulsar una lucha que requerirá de insistencia y tiempo: la pedagogía para hacer ver que un enfermo mental no es un loco peligroso, sino una persona afectada por un trastorno que afecta a muchos más ciudadanos de lo que se cree.

Cara a cara

La iniciativa cuenta con el apoyo de los profesionales de la psicología, la enfermería, los médicos y los trabajadores sociales. Su misión fundamental, según han explicado sus impulsores a EL PERIÓDICO, será poner frente al espejo social a los propios enfermos mentales para que divulguen cara a cara su realidad en colegios, medios de comunicación y empresas.

La asociación parte de una realidad contrastada en varios estudios: una parte significativa de la sociedad cree que los enfermos mentales son peligrosos, un 28% por ciento de empresarios no entrevistaría a una persona con estos trastornos y uno de cada cuatro ciudadanos no les alquilaría un piso. Son datos de un estudio de la Universidad Complutense de Madrid.

Una de las herramientas básicas para superar el estigma es, según esta nueva entidad, conseguir lo mismo que otras dolencias: personajes públicos que faciliten la normalización y el respeto hacia los enfermos mentales.

La creación de esta plataforma divulgativa es una vieja reivindicación de colectivos como el de los familiares de enfermos. La Conselleria de Salut ha decidido hacer suyo el proyecto e incluirlo en el plan director de salud mental.

La Generalitat aportará una cantidad cercana a 50.000 euros este año; el Ayuntamiento de Barcelona, otros 50.000, y la Diputación, unos 15.000 euros. No es la cifra esperada inicialmente por los promotores del proyecto, pero a juicio de estos, su éxito dependerá de la continuidad.