Desastre ecológico

El lodo tóxico llega al Danubio tras aniquilar toda la vida de un afluente

RAMÓN Vendrell / Ajka / Enviado especial

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La riada de lodos tóxicos ocasionada por la rotura de una balsa de tratamiento minero en Hungría, junto a la localidad de Ajka, alcanzó ayer el Danubio tras haber arrasado el cauce del Torna, el pequeño arroyo cercano al lugar del desastre. Las muestras recogidas aguas abajo, en la confluencia con el gran río, «revelan un pH de alcalinidad ligeramente elevada, de entre 8,96 y 9,07, con tendencia a disminuir», según las autoridades, mientras que lo normal debería ser 7,5-8. También han aparecido peces muertos en el Danubio -«esporádicos», insisten-, aunque posiblemente han sido llevados aguas abajo desde zonas más alejadas.

El lodo procedente de la balsa, que cubrió cuatro pequeñas poblaciones y causó cuatro muertos, ha avanzado implacable en los últimos días por los cursos de agua que, en dirección al norte, conducen al gran Danubio: primero el Torna, luego el río Marcal y finalmente el Rába, ya junto a la ciudad de Györ. Sin embargo, a medida que ha progresado, el lodo ha perdido densidad y se ha diluido el característico color rojizo de los óxidos de hierro.

El personal de emergencias, equipado con mascarillas, intenta reducir la alcalinidad de las aguas, el problema más inmediato. «Hemos arrojado yeso y ácido sobre el Marcal, pero ha sido en vano», asumió ayer el portavoz de los equipos, Tibor Dobson. Los vecinos de la zona extrajeron del agua numerosos peces flotantes rodeados de un olor de vinagre y con un pH por las nubes (10,6). «Los peces están muertos y tampoco hemos podido salvar la vegetación de ribera», reconoció Dobson.

AÚN HAY PESCADORES / El lodo ha acabado con la vida en el Torna y ha afectado gravemente al Marcal, pero no puede decirse lo mismo ni del Rába ni del Danubio, según el portavoz. En las orillas de la gran arteria centroeuropea, pasado Györ, seguía habiendo pescadores, como constató un periodista de France Presse. Las autoridades trabajan para que el lodo no se extienda hasta el Danubio y cause una catástrofe aún mayor, pero la gran aliada es sin duda la dilución en el agua del Rába y luego del propio Danubio,Dunapara los húngaros. «No esperamos afectaciones en el ecosistema del gran río», dijo Emil Janak, director de la empresa de aguas de la región.

Una señal esperanzadora es que en Devecser y Kolontar, las localidades más afectadas, el pH en el suelo ha descendido desde el 13,5 inicial, superior a la lejía, hasta 10, informaron las autoridades locales. No obstante, toda la zona es aún un lodazal ponzoñoso. Tierra muerta. «El suelo deberá ser cambiado por completo y al menos en 13 años no se podrá plantar nada», explicó Gabor Figeczky, director de WWF en Hungría.

La carretera que comunica Ajka y Kolontar quedó anoche cortada por una barrera policial. En la segunda localidad, devastada por el torrente tóxico, se rumoreó durante el día que se habían producido saqueos. Aunque la policía no confirmó el runrún, Figeczky consideró «razonable» que el cierre de la vía estuviera motivado por actos de pillaje. «La gente está desesperada», añadió.