EL RETO DE LA COHESIÓN ENTRE COMUNIDADES

«Has venido de un lugar muy feo»

Tres madres de niñas de origen extranjero relatan las vicisitudes del día a día de sus hijas

F. M.
BARCELONA

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Hace tres años, Aysha salió a pasear con sus dos hijas, que entonces tenían 10 y 2 años. Un señor mayor se cruzó con ellas y le dijo a la madre, directamente:«Mora de mierda, no tienes educación». La hija mayor le subrayó lo sucedido y Aysha le preguntó: «¿Qué significa 'mora de mierda'?».Y la niña hizo la siguiente descripción:«Que no sabes nada, no tienes educación y has venido de un lugar muy feo».

Aysha recuerda que casi lloró tras el episodio, pero sostiene que por suerte a sus hijas nunca les han dicho nada en la escuela ni con sus amigos. Ella sí percibe que de un tiempo a esta parte, por llevar el hiyab, el velo que cubre la cabeza, la gente la mira«como si estuviera haciendo algo malo». «Creo que piensan que por llevar velo tengo algún defecto», describe. Pero Aysha, nacida hace 26 años en Bangladés, también quiere subrayar que existe«mucha gente muy buena» que la ha ayudado mucho.

Fátima Ahmed tiene una hija de la misma edad que el hijo de la escritora Najat el Hachmi. Nunca ha tenido problemas en la escuela, entre otras razones, explica, porque la niña es rubia y tiene los ojos verdes. «Alguna vez sí le han preguntado de dónde es y ella contesta que es de aquí. Entonces le preguntan dónde ha nacido. Y ella contesta que en el Vall d'Hebron». Ante eventuales expresiones de rechazo, Fátima le ha ofrecido algunas herramientas a su hija:«No perder el respeto en ningún momento, y si pese a ello la situación falla, acudir a la profesora o a la tutora o a las madres».

Sacar el estereotipo

Fátima opina que cuando chirría la convivencia el problema no es de los niños, sino de los padres que ante el menor choque entre chavales«sacan el estereotipo y se ponen como una furia basándose en los rumores y los prejuicios».

Mercè Amor, que tiene una hija marroquí adoptada, también le ha inculcado la necesidad de no rebelarse contra las posibles muestras de incomprensión.«A mi hija le resbala si le hacen comentarios, lo importante es que ella esté segura y orgullosa de sus orígenes y de su realidad actual», describe Amor. Por eso no se muestra preocupada porque recientemente la niña haya escuchado que«los moros huelen mal». «No hagas caso», le ha recomendado a su hija al hablar de ello.

Tanto Mercè como Aysha y Fátima están muy satisfechas de la actitud de los profesores de sus hijas, en cuanto al fomento del valor de la diversidad y la pluralidad en unas aulas en las que es evidente tal riqueza, pues acumulan porcentajes muy mayoritarios de alumnos cuyos padres son de origen extranjero. Las tres desdramatizan situaciones y explican con una sonrisa en los labios como, por ejemplo, la hija de Aysha un día le preguntó:«¿Cuándo voy a ser blanca?». Y comparó su piel con la de su madre, que veía más clara que la suya.

La reacción

Fátima, con todo, se pone seria y advierte de que si bien ella y sus amigas actúan siempre con prudencia e inteligencia ante la intolerancia, puede pasar que otras familias, al ver ofendidos a sus hijos, no reacciones de forma tan calmada.

«Entonces es cuando ese choque queda en la retina y el niño o la niña ya va a la defensiva y ello influye en su actitud en el futuro», describe Ahmed, quien también recuerda que hay quien le pregunta si le ofende que la llamen mora. «Es una palabra que será difícil de superar, está en el imaginario».