Delincuencia organizada

Un jefe violento que daba la cara

Ricardo Mateo: El líder ejectuaba él mismo las acciones más difíciles

A. B. / J. G. A
BARCELONA

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El supuesto capo de los Casuals era Ricardo Mateo, un tipo violento de poco más de 40 años con un tremendo carisma a ojos de su gente. Era una influencia ganada a pulso. «Mateo no es el típico jefe que se limita a dar órdenes. Mateo da la cara. Si a uno de sus chicos alguien le hacía algo, la venganza la ejecutaba él mismo», comenta un abogado conocedor del grupo. Mateo incluso asumía los encargos más complicados. Según consta en la causa, presuntamente un subastero pagó a los Casuals 30.000 euros para que apuñalaran en los juzgados a otro subastero rival. Mateo en persona lo hizo. Introdujo un cuchillo de cerámica en el juzgado e intentó apuñalar a su víctima.

El control que Mateo y sus hombres de confianza ejercían en esta organización era férreo. El dinero o la droga que se obtenían en los atracos había que entregarlos a los jefes, que eran quienes los repartían. Un ejemplo de ese poder extremo de los cabecillas era que si un minicasual conseguía una pistola no se la podía quedar, si no que debía ponerla a disposición de los jefes, que decidían quién se la quedaba.

Con el Barça a Dubái

Aunque Joan Laporta vetó la entrada de los Boixos al Camp Nou, Mateo seguía acudiendo. De hecho, gracias a sus contactos dentro del club, obtenía sin problemas entradas y llegó a ir al mundialito de clubs en Dubái.

Otro personaje fundamental en la banda era Antonio Torn, que presuntamente actuaba como contable y que no participaba en los golpes. El grupo no podía arriesgarse a que le detuvieran. Todo el dinero pasaba por sus manos y él lo repartía. De hecho, las dos veces que lo han arrestado han encontrado en su poder cantidades en metálico superiores a 100.000 euros.