El viaje papal al Reino Unido
Una estela de manifestantes sigue los pasos del Pontífice
Víctimas de abusos se unen hoy a otros críticos en una gran protesta
Benedicto XVI tenía ayer cita a las cuatro de la tarde en el palacio de Lambeth, la sede oficial del jefe de la Iglesia anglicana. En la acera opuesta al palacio, medio centenar de mujeres con vestimentas, globos y flores de color morado esperaban al Pontífice. El movimiento que reclama la ordenación de sacerdotisas dentro de la Iglesia católica es uno de los que trata de aprovechar la presencia del Pontífice en el Reino Unido para que sus reivindicaciones tengan un gran eco mediático.
«La ordenación de mujeres es un asunto que dentro de la Iglesia católica ni siquiera se puede discutir», afirmaba Pat Brown, organizadora de la concentración. «Queremos una Iglesia más abierta y queremos discutir el papel de las mujeres dentro de ella», añadió.
SOLIDARIDAD ANGLICANA Algunas compañeras de lucha anglicanas, como Cathryn Ballisat, también estaban allí. «Las mujeres católicas nos apoyaron mucho cuando la Iglesia anglicana estuvo discutiendo el sacerdocio femenino», afirmó Ballisat. A su lado, el conocido militante de los derechos humanos Peter Tatchell consideraba escandaloso el comentario del Papa el día anterior sobre los abusos sexuales cometidos en el seno de instituciones católicas en todo el mundo. «Pidió perdón en nombre de todo el mundo, excepto en su propio nombre. Parece estar diciendo que mucha gente es culpable, excepto él», argumentó. «Solo nos tomaremos en serio la política del Papa cuando abra los archivos que hay bajo lleve en Vaticano sobre abusos sexuales y los entregue a la policía», añadió.
Tatchell será uno de los que encabece esta tarde la manifestación que recorrerá el centro de Londres y que reunirá a todos los que contestan la presencia del Pontífice. Estarán por supuesto algunos de los que padecieron los abusos del clero. «No somos anticristianos. Estamos aquí porque queremos que la Iglesia se limpie», decía el miembro de un grupo portando pancartas en las que podía leerse Se busca al Papa por crímenes en la Iglesia contra la humanidad y también No pederastas o encubrimiento de paidofilia en la Iglesia católica.
Las fotos de algunas de esas víctimas, de apenas 8 o 10 años, estaban colgadas de una de las vallas frente del Parlamento. Benedicto XVI seguramente no las vio cuando el papamóvil le dejó en Westminster Hall, donde le esperaban importantes dignatarios. El Papa sin embargo sabe que esas fotos le seguirán allí donde vaya.
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