Las consecuencias económicas

Hoteles y cámpings temen perder clientes por el adelanto del curso

Tres familias de Barcelona apuran sus vacaciones en el camping S'Abanell, de Blanes.

Tres familias de Barcelona apuran sus vacaciones en el camping S'Abanell, de Blanes.

SONIA GUTIÉRREZ
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El adelanto del curso una semana, al 7 de septiembre, es toda una novedad que afrontan con preocupación los hoteleros que basan en el turismo familiar buena parte de su oferta. La incógnita es hasta qué punto afectará al negocio la adelantada marcha de veraneantes con niños en un mes en que se concentran el 17% de las vacaciones estivales.

«La primera quincena de septiembre generalmente era buena, ahora el adelanto en las escuelas nos puede trastocar muchas cosas», reconoce Martí Sabrià, gerente del Grup Costa Brava Centre. Calcula que el éxodo familiar se empezará a producir ya mismo, porque los padres tendrán que hacer compras y preparar la vuelta al colegio de los niños. Por si fuera poco, este año la Diada cae en sábado y no habrá puente.

Los ánimos son similares en la Costa Daurada. Después de rozar la máxima ocupación en agosto, con cifras de hasta el 94%, Joan Antoni Padró, vicepresidente de la Asociación Hotelera Salou-Cambrils-La Pineda, afronta con «dudas» el mes de septiembre. Sin embargo, el hecho de que cada vez más viajeros reserven a ultimísima hora impide hacer previsiones sobre lo que realmente ocurrirá dentro de dos semanas.

La caída de la demanda del turismo familiar catalán podría mitigarse en parte con la llegada de quienes viajan en pareja o de grupos de amigos, así como con el turismo extranjero. Para atraer a estos grupos, las ofertas se intensifican estos días, tanto en los escaparates de las agencias como en internet.

QUINCE DÍAS EN MARZO / El director general de Turisme, Joan Carles Vilalta, reconoce que es una «incógnita» lo que ocurrirá porque la situación es completamente nueva, aunque se muestra optimista: «Me sorprendería que tuviera una incidencia importante».

El nuevo calendario, añade Vilalta, puede representar «una oportunidad para los destinos de costa», en referencia a los 15 días en los que se celebrarán las vacaciones de invierno (cerca de 450.000 escolares las hará del 28 de febrero al 4 de marzo, y más de 750.000, del 7 al 11 de marzo). La Generalitat ha contactado con los hoteleros para animarles a que aprovechen esa quincena en la que los niños no tienen clases. La oferta de turismo familiar o deportivo que funciona en septiembre puede trasladarse a marzo, opina Vilalta. Por cuestiones del clima, fuentes del sector creen que se verá más beneficiado el turismo de nieve.

EL EJEMPLO DE FRANCIA / Los cámpings no tienen nada claro que puedan recuperar en invierno los clientes que se marchen antes en septiembre. En Francia, donde lasemana blancaya está consolidada, las familias tienen el hábito de viajar esos días. Está por ver si los catalanes optarán por salir o por quedarse en casa en las vacaciones de marzo, apunta Javier Caballé de Pol, presidente de la Associació de Càmpings de Barcelona. Lo que sí tiene seguro es lo que ocurrirá en unos días: «Septiembre lo consideramos perdido».

En los apartamentos turísticos de la Costa Daurada, en cambio, no se prevé un descenso de las reservas, según explica el presidente de la asociación que los representa, Josep Graset, ya que los clientes catalanes en esta época del año son una minoría. La mayoría proviene del resto de España y de Francia, Alemania y el Reino Unido.

TURISMO RURAL / Tampoco el sector del turismo rural ve el nuevo calendario escolar como algo negativo. A pesar de que la mayoría de los turistas rurales de Catalunya son catalanes (por lo que puede notar más el descenso de reservas), el sector está satisfecho: «Uno de los problemas del turismo rural es que hay mucha concentración en verano, Semana Santa y los puentes», dicen fuentes de la organización Top Rural, así que las vacaciones de marzo abren más oportunidades.

La organización de establecimientos rurales, que agrupa a unos 10.000 alojamientos en España (1.389 en Catalunya), reconoce que no todos se verán afectados por igual: es muy posible que con el cambio de fechas las casas rurales de la costa salgan perdiendo, mientras que las del interior se beneficien. En otoño e invierno, las casas de montaña están más ocupadas, situación que se invierte en verano, donde el litoral cobra más protagonismo.