análisis

Cobre batido

Josep-Maria Ureta

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¿Qué tienen en común unas medias de nailon, un paquete dechuchesy un peine antipiojos? Que los tres necesitan, para su elaboración, materias primas que cotizan en mercados globales. Por este orden: petróleo, maíz y cobre. ¿En que se asemejan también los tres productos citados? Por su presencia en nuestra vida diaria junto a otros miles que requieren esas materias (asfalto, pintura, plásticos, betunes o camisetas requieren petróleo; parte de los alimentos elaborados llevan fructosa, lactosa o almidones derivados del maíz; tuberías, cables eléctricos y ordenadores llevan cobre). ¿Por qué son pocos los que roban gasolina o cajas de goma de mascar, frente a los que roban cables? Por lo que diferencia el petróleo y el maíz del cobre: la capacidad de ser recuperado. No para otros usos, como el adobo a partir de basuras. Ni como el vidrio y el papel para hacer nuevas botellas de menor calidad o blocs de notas macilentos. El cobre es reciclable... para hacer cobre. Casi en un 100%.

José Ramón Morales, directivo de CEDIC (la asociación española que agrupa al sector del cobre) resume con claridad dónde está la génesis de los robos y su supuesta rentabilidad: «Hay que saber distinguir cuándo la chatarra es residuo o es producto». El matiz, desde luego, no es el que interesa a losmanostijerasque recorren las comarcas catalanas. Cuentan que por cada kilo en bruto reciben dos euros y si está limpio (sin plástico), casi cuatro. Como no es plausible que los cacos lean en los diarios la cotización del cobre –perdida entre la del paladio y la de panceta inglesa–, no saben que el kilo se cotiza a 6,74 euros.

Precios volátiles

La producción mundial de cobre es de unos 20 millones de toneladas anuales. Más de un tercio sale de Chile. Le sigue Estados Unidos y Perú. También producen Rusia y China, entre otros. Dada la presencia de este material maleable y electro conductor en la construcción, la automoción y la electrónica, que la tonelada de cobre cotizada en Chicago (el que fija los precios de buena parte de las materias primas de todo el mundo) suba o baje se interpreta como un síntoma de cómo va a ir la economía. En el 2008, por ejemplo, cotizaba en enero a 7.000 dólares la tonelada, y en diciembre, tras el pánico financiero por la quiebra de Lehman Brothers, estaba a 3.000 dólares. Ayer cotizó a 7.200 dólares, aunque durante el año se ha dado otro vaivén especulativo: el terremoto del 27 de enero en Chile. El temor a la escasez hizo que el precio variara más de 1.500 dólares por tonelada entre febrero y abril (de 6.200 a 7.700 dólares).

El cobre es unacomodity, es decir, ha de tener la misma calidad se produzca donde se produzca. El kilo refinado lleva el 98% de cobre. Y es difícil distinguir entre si es nuevo o reciclado. Hasta un 43% del que compran las empresas transformadoras es reciclado («reencarnado», bromeaMorales).Y en aumento, porque la nueva industria (telefonía móvil y ordenadores) utilizan mucho cobre. De ahí el futuro del metal que más se usa tras el hierro y el aluminio. De una tonelada de móviles desechados se podrían fabricar 6.000 nuevos. En esos 1.000 kilos de chatarra hay 35 de plata, 340 gramos de oro, 140 de paladio y 130 kilos de cobre. En Estados Unidos ya se calcula cuánto puede valer una tonelada de ordenadores obsoletos, 15.000 dólares.

Exportación

Además de transformarlo, España producirá hasta 100.000 toneladas de cobre cuando entre a pleno rendimiento la mina Dos Cruces (en Sevilla, claro), que se suma a otras como Aguas Teñidas (Huelva). La demanda de materia prima está en 340.000 toneladas. Y sin embargo, se exporta. A China, entre otros países. Un país con mucha demanda y que no recicla, porque allí todo es demasiado nuevo (consume 3 kilos de cobre por habitante y año frente a los 9 kilos en la UE).José Ramón Morales, ingeniero de minas que sabe un pozo sobre cobre, lo explica por la distinción entre residuo y producto. La dificultad está en la trazabilidad (la Academia la define como «posibilidad de identificar el origen y las diferentes etapas de un proceso de producción y distribución de bienes de consumo») del cobre reciclado. Y a China se exporta el cobre como producto, cuando debería ser como chatarra, porque lleva impurezas.

«Rusia, explicaMorales, impone gravámenes a su chatarra, para que no salga del país y se recicle». Puede hacerlo porque no forma parte de la Organización Mundial de Comercio, que marca las reglas aduaneras. En cambio, la Unión Europea impone sus reglas a la hora de transformar el cobre, que encarecen necesariamente el producto. Desde los criterios medio ambientales en el proceso industrial hasta las condiciones que se impone a los recicladores de los residuos para poder establecerse como empresa recicladora. Con sus marchamos de calidad y procedencia, que, a la vista de los sucesivos robos que estos días son noticia, se están revelando poco eficaces para garantizar la trazabilidad.

Que intervenga la UE, insiste la CEDIC como quien bate el cobre.